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cultura cine


RÉCORD


La película que el actor copro- tagoniza junto al


veterano François Cluzet, batió


récords y se con-


virtió en la tercera más vista en la historia del país,


después de Titanic y Bienvenue Chez les Ch´tis.


OMAR SY C


BEATRIZ LEAL / PHILADELPHIA


uando el 24 de febrero de 2012 Omar Sy recibía el Cé- sar al mejor actor, muchos re- cordaron aquel 1963, año en el que se le entregaba a Sid- ney Poitier la estatuilla más


preciada de Hollywood por su actuación en ‘Lilies Of The Field’: era la primera vez que un actor negro recibía el Óscar al mejor actor. Ha tenido que pasar casi medio siglo para que la historia se repita en la máxima ceremonia del cine francés. ‘Intouchables’ de Oliver Nakache y Eric Toledano, película en la que Omar Sy es coprotagonista junto al veterano François Cluzet, había permane- cido imbatible en la taquilla gala durante meses, batiendo récords y convirtiéndose en la tercera película más vista en la historia del país, después de ‘Titanic’ y ‘Bienvenue Chez les Ch´tis’. Al apoyo del público se unía el de la crítica nacional en la antesala de los César: los premios Lumière. Sin embargo, existía un obstáculo que se interponía entre ‘Intouchables’ y sus nueve nominaciones en los Césars: ‘The Artist’, de Michel Hazanavicius. La que ya forma parte del relato del cine universal al barrer en los BAFTA, los Globos de Oro y en Ho-


le


Actor con vocación universal Protagonista de la bella ‘Intouchables, se ha


ganado un hueco en el palmarés de los César


llywood, conseguía seis de los mayores premios en París. Contra todo pronóstico, el vencedor indiscutible de los grandes festivales de esta tem- porada, Jean Dujardin, era derrotado por Omar Sy en los César; el único reconocimiento para ‘Intouchables’ de esa velada. Su interpretación de Driss, un joven hijo de inmigrantes que vive en un anónimob


aniue parisino y se ve forzado a


convertirse en cuidador de un rico parapléjico, ha dejado boquiabierto a público de medio mundo por la fuerza de una actuación que equilibra la gravedad de la realidad humana con descollantes contrapuntos humorísticos. Esta versión urbana de un Morgan Freeman que pasea a Miss Daisy en el siglo XXI ha catapultado al actor al pano- rama internacional y ha provocado la inmediata llamada de Hollywood, a donde se trasladará al final del verano. Nada, en esta ocasión, de sorpresas por una


interpretación novel o de descubrimientos afor- tunados de un director de fotografía en un im- provisado casting. Para Omar Sy, actor, cómico y doblador profesional de 33 años, la receta ha sido el trabajo duro y la constancia durante años. Este hijo de mauritana y senegalés criado en la región de Île-de-France, sintió pronto la atracción del mundo del espectáculo y, formando dúo con Fred


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