ÁFRICA SCIENTIA no. 1 / JULIO-AGOSTO 2012
Testot en ‘Omar y Fred’, se dio a conocer en Fran- cia haciendo comedia a mediados de los 90. Si bien la historia no oficial apunta que ‘Omar y Fred’ se cruzaron en 1986 en Punta Cana en un seminario sobre ‘El pomelo de cambès’, por el bien de la objetividad periodística debemos situar su encuentro en Radio Nova en 1996, volviéndo- se desde entonces inseparables. Su primera experiencia en la pequeña pantalla les vendría de la mano del famoso actor, pro- ductor y humorista de origen marroquí Jamel Debouzze (In- digènes, Asterix, Hors-la-loi…), lo que les abriría las puertas de Canal + y provocaría su recono- cimiento nacional. El éxito diario de los sketches de SAV (Service après-vente des émissions), en antena cada noche desde 2005 en Canal +, así lo demuestran.
TALENTO Y ESFUERZO Desde los inicios de 2000 han
estado muy activos, acompa- ñando sus trabajos en televisión y radio con espectáculos teatra- les y una inmersión profunda en el mundo del cine. Emulando los pasos de la mítica pareja nipona ‘The Two Beats’ formada por Takeshi Kitano y Ki- yoshi Kaneko, ‘Omar y Fred’ irrumpen juntos en la gran pantalla a través de géneros adecuados para su talento: comedias, películas de aventuras o ac- ción y doblajes de películas de animación francesas o americanas. En ellas, el dúo cómico desplegaba todo su carisma, encanto y dotes cómicas. Pronto Sy se decantará más y más por al cine, empezando en 2002 la colaboración con el tándem de directo- res Toledano-Nakache que, con tiempo, se revela- ría determinante en su carrera. Desde su aparición en el cortometraje ‘Ces Jours Hereux’ (2002) sus recorridos han transcurrido en paralelo hasta el día de hoy. En sus largometrajes corales ‘Nos Jo- urs Heureux’ (2006) y ‘Tellement Proches’ (2009) Omar es personaje central, demostrando que está preparado para dar el salto al papel protagonis- ta: su momento había llegado con ‘Intouchables’ y no lo dejaría pasar. Desde entonces, no le han dejado de llover propuestas y su carrera se desa- rrolla estos días en París, donde rueda la última producción ¡ndie de Michel Gondry (‘¡Olvídate de mi!’, 2006; ‘La ciencia del sueño,’ 2004) ‘L’écume des jours’, basada en la novela homónima de Boris Vian. Acompañando a la bellísima Aïssa Maïga, inolvidable en ‘Bamako’ (2006) de Abderrahmane Sissako, quien dota al reparto de un marcado tinte africano, y con Romain Duris (L’Auberge Espag- nole) y Audrey Tautou como Colin y Chloe en los roles protagonistas, Sy revisita el papel que le ha catapultado al estrellato e interpreta al sirviente de Colin: Nicolas. ¿Cómo será este papel? ¿Hasta que punto el
color de su piel seguirá obligándole a aceptar inter- pretaciones de marcado carácter racial? ¿Seguirá
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INTOUCHABLES DE OLIVER NAKACHE Y ERIC TOLEDANO
desarrollando su entrañable verborrea y sentido del humor, dos características que le han llevado a ser considerado uno de los personajes públicos más amados de Francia sólo por detrás del cantante y tenista Yannik Noah y el futbolista Zinédine Zidane. Parece que algo esté cambiando en la cuna de la f
rnohne para que el podium de la celebridad acpoi
Fotograma de Omar Sy en la película ‘ Intouchables’ que venció a Jean Dujardin de ‘The Artist’ en los premios César, la única categoría en la que logró imponerse a la cinta muda.
lo ocupen personajes de raíces africanas y que, en los últimos años, hayamos visto cómo los rostros de ascendencia africana ocupan más metraje en películas galas. Es a través del talento y el esfuerzo, de una demostrada profesionalidad ayudada de una fotogenia incuestionable, así como de una persona- lidad afable y próxima que Omar Sy ha cautivado a los espectadores. Preguntado sobre su reacción al recibir el César, gentilmente respondía: “Espero que, cuando el próximo actor negro gane el César, la cuestión del color permanezca inadvertida. Esta es mi meta: ser reconocido únicamente como actor”. Igual que Idris Elba, la aparición de Omar Sy en el panorama del cine universal parece ser síntoma de una apertura en la recepción del público, cada vez menos reacio a aceptar actores negros en papeles que no les habían sido tradicionalmente reservados. A través del humor, uno de los grandes desconoci- dos de la realidad africana y de su arte, Omar Sy se une a una tendencia de revalorización y exploración de este género, uno de los posibles caminos a seguir para lograr la igualdad real de actores y actrices de ascendencia africana. Queda por ver si los ritmos y exigencias del mercado cinematográfico global permiten esta aventura. Se ha producido una re- volución: esta nueva generación de actores se ha convertido en protagonista de su propia historia y auguramos será difícil arrebatarles este privilegio
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