[
LECCIONES DE UNAS PRIMARIAS
próximas eleccio- nes presidenciales y, si es posible, al futuro del Partido Republicano. Tra- tando de apuntar algunas lecciones que pudieran ser- vir para afrontar procesos similares en Latinoamérica y España. Aunque no siem- pre es así, las pri- marias deberían suponer la elec-
“ROMNEY LOGRÓ LLEGAR
AL FINAL COMO LA ÚNICA
ALTERNATIVA.
PESE A COMEN- ZAR CON UN APOYO MUY DÉBIL ENTRE
LOS GRUPOS DE VOTANTES MÁS IMPORTANTES EN EL PARTIDO REPUBLICA- NO, COMO
EVANGÉLICOS, MIEMBROS
28 22
DEL TEA PARTY, HABITANTES DE ZONAS RURA-
LES O PERSONAS CON INGRESOS INFERIORES A
50.000 DÓLARES, ROMNEY HIZO VALER SU CON- DICIÓN DE FA-
VORITO DESDE EL PRINCIPIO”
Ha sumado
un total de 1,512 delegados,
con lo que supera ampliamente los 1,144 necesarios para salir nomina- do en la primera votación de la convención
ción del más presidenciable, del que mayor posibili- dades tiene de desalojar a Barack Obama de la Casa Blanca, el más elegible que no siempre coincide con el mejor, el más popular o el que despierta más entusiasmo. Y eso ha pesado mucho en el partido republicano donde las primarias se han planteado de una manera paradójica que quizás responda a un momento en el que prima el rechazo a los “polí- ticos” de toda la vida (insiders). En el momento que comenzaron las primarias no había un candidato claro. Aquellos con más posibilidades eran personas fuera de la primera línea política como Jon Hunts- man, Newt Gringich, Rick Santorum o Mitt Romney. Todos ellos, más que continuar con una trayectoria de éxito, parecían apurar su última oportunidad en la vida política, y, ante el aparente vacío, los candi- datos han sido muchos, y algunos verdaderos outsi- ders como Herman Cain o Donald Trump (que aun- que nunca formalizó su candidatura jugó con ella hasta el final) que no dudaron en probar fortuna. Desde el principio, las encuestas nacionales se-
ñalaron a Mitt Romney, como el que más posibili- dades tenía en un enfrentamiento con Obama pero su derrota en las primarias de 2008 y el sistema de elección, en el que mayoritariamente participan personas que se identifican como republicanos, mantuvo la elección abierta hasta el mes de abril. Mucho se había especulado sobre el peso que,
tras las elecciones al Congreso y Senado de 2010, tendría el Tea Party en estas primarias. Su candida- ta Michael Bachman, congresista por el Estado de Minnesota, comenzó a cometer errores demasiado pronto, recordando un poco el recorrido de Sarah Palin, y dejando un espacio para el candidato que supiera conectar con las bases republicanas más activas, las que sostienen la campaña con su dinero y su voluntariado, se sienten más identificados con aquellos candidatos que defienden una serie de valores, y a los que Romney, como en su momento Mccain, no terminaban de convencer. Tanto Rick Perry como Rick Santorum y Newt Gringich trata- ron de ocupar ese espacio.
Septiembre · Octubre 2012 Rick Perry, gobernador de Texas, intentó ocupar
ese lugar. Aunque era una candidatura prometedora no terminó de coger la medida al tono de unas elec- ciones de ámbito nacional, especialmente en los de- bates, y su campaña nunca llegó a consolidarse. Newt Gringich parecía destinado a liderar el
alma más “pura” del Partido Republicano. Pero su histórico pasado y su trabajo electoral previo, cons- truyendo una plataforma en torno a temas como la energía, la educación o la inmigración, se vino abajo arrastrado por su trabajo como lobista, espe- cialmente de empresas de salud y financieras como Fredie Mac, y su pasado personal, con distintos pro- blemas matrimoniales. Santorum tenía grandes posibilidades de lograr
ese apoyo. Su visión del mundo, y la férrea defen- sa de sus postulados conservadores sufrió duros ataques, especialmente por parte de los medios de comunicación, a los que no dejó de dar pie con sus declaraciones. De esta forma nunca logró salir del cliché que le identificaban con un político atado exclusivamente a una agenda social conservadora, en temas como el aborto, anticonceptivos, o el ma- trimonio homosexual, algo que no se correspondía del todo con su amplia y variada experiencia políti- ca y le incapacitaba para convertirse en Presidente. Además, Santorum entró en campaña tarde, con dudas y sin recursos suficientes para aguantar un proceso tan largo. Intentó ganar por ko, por aclama- ción popular pero al no conseguirlo tuvo que renun- ciar en abril, sin dinero y con auténticos problemas para ser competitivo en estados determinantes. En algunos no había conseguido ni siquiera formali- zar su candidatura. La existencia hasta mediados de abril de dos candidaturas dirigidas al votante más identificado con las que tradicionalmente se han considerado las señas de identidad del Partido Republicano, resultó definitiva para eliminar cual- quier posibilidad de éxito. Ron Paul es caso aparte. Sin posibilidades reales
de ser candidato se ha mantenido en las primarias hasta el final, consiguiendo 158 delegados. Dice Co- lin Delany: “todo el mundo se presenta a unas elec- ciones para ganarlas, menos Ron Paul” y no le falta razón. Sus objetivos pasan, desde hace tiempo, por crear un auténtico movimiento social que defiende la posición más liberal dentro del Partido Republica- no, y no desaprovecha ocasión, como estas primarias, para hacer oír su voz nacionalmente, reclutar volun- tarios y lograr financiación para su gran proyecto. Así Romney logró llegar al final como la única
alternativa. Pese a comenzar con un apoyo muy débil entre los grupos de votantes más importan- tes en el Partido Republicano, como Evangélicos, miembros del Tea Party, habitantes de zonas ru- rales o personas con ingresos inferiores a 50.000 dólares, Romney hizo valer su condición de favori- to desde el principio. De ahí que, aunque sufriera
[
Page 1 |
Page 2 |
Page 3 |
Page 4 |
Page 5 |
Page 6 |
Page 7 |
Page 8 |
Page 9 |
Page 10 |
Page 11 |
Page 12 |
Page 13 |
Page 14 |
Page 15 |
Page 16 |
Page 17 |
Page 18 |
Page 19 |
Page 20 |
Page 21 |
Page 22 |
Page 23 |
Page 24 |
Page 25 |
Page 26 |
Page 27 |
Page 28 |
Page 29 |
Page 30 |
Page 31 |
Page 32 |
Page 33 |
Page 34 |
Page 35 |
Page 36 |
Page 37 |
Page 38 |
Page 39 |
Page 40 |
Page 41 |
Page 42 |
Page 43 |
Page 44 |
Page 45 |
Page 46 |
Page 47 |
Page 48 |
Page 49 |
Page 50 |
Page 51 |
Page 52 |
Page 53 |
Page 54 |
Page 55 |
Page 56 |
Page 57 |
Page 58 |
Page 59 |
Page 60 |
Page 61 |
Page 62 |
Page 63 |
Page 64 |
Page 65 |
Page 66 |
Page 67 |
Page 68 |
Page 69 |
Page 70 |
Page 71 |
Page 72 |
Page 73