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Ensayo sobre las Encuestas del Siglo XXI


Los Amarres Electorales hacia 2012


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INTRODUCCIÓN Aunque algunos historiadores gustan de se-


ñalar que la Estadística es milenaria, refi riéndose a las cuantifi caciones de antiguo de habitantes y cosechas, y otras propias de los Estados, derivando de ello su nom- bre, lo cierto es que entre aquellos ejercicios de cuan- tifi cación y lo que actualmente se conoce como Esta- dística existe una diferencia fundamental: el propósito original era tener registros de cosas importantes, acaso con la fi nalidad de hacer comparaciones, mientras que en la actualidad el propósito de la Estadística es apoyar a quienes toman decisiones en condiciones de incerti- dumbre, ofreciéndoles para ello una cuantifi cación de ésta en términos probabilísticos. Algunos Estadísticos como el Profesor Donald B.


Owen, han querido resaltar la diferente naturaleza de la estadística moderna refi riéndose a ella como La Ciencia Estadística. Es claro sin embargo que esta sutileza concep-


tual se da entre los especialistas y no entre los legos, de ahí que se generen, en relación a esta ciencia, una serie de contrasentidos que por lo común se expre- san en descalifi caciones. La primera, y quizá la más famosa, es de la autoría de Benjamín Disraeli (1804- 1881), quien fuera primer ministro del Reino Unido y favorito de la Reina Victoria. Este connotado perso- naje, que a más de su carrera política fue un notable escritor, se despachó con la cuchara grande cuando sentenció lo siguiente: “Hay tres tipos de mentiras: Las mentiras, las malditas mentiras y la estadística”. La jerarquía intelectual del autor de tal descalifi -


cación y la escasa cultura estadística que se ha podi- do desarrollar en el mundo, han determinado que tal expresión se siga utilizando como una de las formas predilectas de agresión a una ciencia por demás no- ble como la que nos ocupa, que sustenta y da senti- do a tantas actividades fundamentales del quehacer cotidiano de la humanidad, como es el caso de las Encuestas, sobre las cuales habremos de concentrar nuestra atención. Ante esta situación tan singular (que ni siquiera


los más instruidos en otras disciplinas tengan una adecuada cultura estadística, a pesar de ser usuarios de ella), se ha formado un entramado de mitos y fan- tasías respecto de la Ciencia Estadística y sus diferen- tes ramas y aplicaciones específi cas. Las más de las veces por descalifi carla, pero en no pocas ocasiones por sobrevalorar sus bondades.


41 Campaigns&Elections Noviembre 2010


Ante esto nos vemos obligados a iniciar el de-


sarrollo de esta aportación planteando algunas consideraciones sobre la forma en que debemos relacionar algunos juicios sobre las Encuestas con los valores de verdad (verdadero o falso); de esto se derivará el tema de las limitaciones actuales de las encuestas, después abordaremos las difi cultades que tienen los actuales profesionales para atender el problema demoscópico del siglo XXI, para concluir presentando nuestra alternativa de solución (Las Cartas de Navegación Política) y el rol futuro que po- drían desarrollar en este campo los ingenieros.


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ESTADÍSTICA VS CIENCIA ESTADÍSTICA


Saber cuántos habitantes tiene un país, o una comuni- dad, ha sido importante desde tiempos inmemoriales. Las realizaciones de tales cuantifi caciones son conoci- das como Censos, y en ellos se obtiene tanto la canti- dad total de habitantes como los porcentajes o propor- ciones de ellos que pertenecen a cada género, grupo de edad, nivel de escolaridad, ingresos, religión, etc. En esta aplicación se sigue en la actualidad el mis-


mo propósito original de la estadística, que es simple- mente cuantifi car y si acaso ordenar la información recabada con fi nes comparativos simples. Cada diez años se realizan los censos en los tiempos modernos. Sin embargo no todo se puede registrar en un


censo, y puede entonces surgir la necesidad de co- nocer algo que de pronto emerja como importante, como por ejemplo la proporción de niños que no hu- bieran recibido la protección de una vacuna. Si la motivación para conocer lo anterior fuera to-


mar providencias ante un grave riesgo para la niñez, realizar un censo para tener la cuantifi cación exacta sería un contrasentido. Surge entonces la opción de estimar la proporción de niños sin la cobertura sa- nitaria deseada, en el menor tiempo posible. Una opción es efectuar una estimación con base en los resultados obtenidos de una parte del total de niños en la población, esto es, con base en una muestra de niños. Es claro que al basar nuestra estimación no en la población completa sino en una parte de ella que llamamos muestra, no tendremos la certeza de que esa proporción resultante sea efectivamente la pro- porción verdadera. Esto es, surge la incertidumbre, y con ella la necesidad de abordar el problema con el enfoque moderno de la estadística.


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