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66 FORMACIÓN CONTINUA


secundario a una insuficiencia cardiaca congestiva por cardiomiopatía hipertrófica, sin poder explicar la leucocitosis. Se continuó con tratamiento PO, se man-


tuvieron diltiazem y benazepril en las mis- mas dosis y frecuencia de administración. La cefalexina se administró durante 10 días y se fueron reduciendo paulatinamente las dosis y la frecuencia de administración de furosemida hasta retirarla completamente al cabo de 15 días.


Quilotórax El quilotórax es una acumulación de


líquido en la cavidad pleural pero de ori- gen linfático, procede del conducto torá- cico que es la continuación craneal de la cisterna de quilo procedente del intestino. El conducto torácico discurre por el lado izquierdo del tórax entre la aorta y la vena ácigos y termina en el conducto venoso del cuello. El quilo es rico en quilomicro- nes y tiene aspecto lechoso y opaco. El quilotórax puede producirse por


tres causas: • Incremento del flujo linfático por


Figura 14. Radiografía de Ciro después de drenar.


una mayor cantidad de linfa, reducción del drenaje al sistema venoso por pre- siones venosas aumentadas o ambos fac- tores a la vez. Aparece dilatación de va- sos linfáticos pleurales (linfagiectasia) y, como consecuencia, exudación de quilo al espacio pleural. • Rotura del conducto torácico. • Compresión del conducto torácico,


congestión y salida de más cantidad de linfa. Por tanto, toda enfermedad que au-


Figura 15. Medidas VI en modo M.


mente las presiones venosas sistémicas o el volumen de flujo linfático puede ori- ginar un quilotórax como es el caso de la insuficiencia cardiaca congestiva, las neoplasias, la obstrucción del conducto torácico o la rotura del mismo por trau- matismos, torsión del lóbulo pulmonar, linfagiectasia, hernia diafragmática, obs- trucción de vena cava caudal, tromboem- bolismo o enfermedades infecciosas. Se describe también el quilotórax idiopático en el que no se encuentra una causa sub- yacente y para el que puede no haber un tratamiento eficaz aunque en algunas ocasiones se resuelva espontáneamente. Las consecuencias de que esta efusión


se prolongue en el tiempo pueden ser la pleuritis fibrosante o la atelectasia perma- nente de algún lóbulo pulmonar.


en vista dorsoventral y laterolateral; si la disnea es moderada, una vista dorsoven- tral nos indica si hay efusión y si están uno o los dos hemitórax afectados. Si la disnea es grave lo primero que hay que hacer es estabilizar al paciente mediante drenaje (de 30 a 90 ml inicialmente es suficiente) y oxigenación. En la radiografía observamos pérdida


de silueta cardiaca, líneas de fisura in- terlobares, desvío de los márgenes pulmonares del borde esternal, desplazamiento de la tráquea y festoneado de los bordes pulmonares. Si el paciente está


estable, podemos rea- lizar ecocardiografía antes de drenar ya que el líquido sirve de ventana acústica y nos permite ver muy claramente las estructuras cardiacas y pulmonares. Como pruebas adicio-


nales siempre debemos realizar hemograma, bioquímica y urianálisis. En el caso de los gatos, se debe descartar mediante analítica también un hipertiroidismo, inmunodefi- ciencia, leucemia y peritonitis infecciosa, por lo menos. El manejo médico en primer lugar es la


toracocentesis (figura 17). El procedimien- to es el mismo que para cualquier derra- me pleural, la diferencia es que el líquido que extraemos es lechoso, opaco, con una capa cremosa si lo dejamos reposar aunque el color depende de la cantidad de grasa en la dieta y la presencia de san- gre. Se deben realizar toracocentesis cada 7-15 días, tantas veces como el paciente lo requiera, hasta que empiece a actuar el tratamiento médico. Es importante medir la cantidad extraída en cada punción. El líquido se coloca en tubos con EDTA para citología, en tubos sin anticoagulante para bioquímica y hay que recoger muestras para cultivo y antibiograma. Las características de las efusiones


quilosas son la presencia de quilomicro- nes y de glóbulos grasos sudanófilos, el contenido en triglicéridos es mayor que en el suero y el contenido en colesterol menor que en el suero. La celularidad


Toda enfermedad que aumente las presiones venosas sistémicas o el volumen de flujo linfático puede originar un quilotórax como es el caso de la insuficiencia cardiaca congestiva o las neoplasias.


Aparece con mayor prevalencia en los


gatos Siameses e Himalayos y sobre todo, de edades avanzadas. Los síntomas son los mismos que para


Figura 16. Patrón transmitral de relajación anómala.


cualquier efusión pleural: tos, disnea es- piratoria, inspiración enérgica seguida de una espiración retardada, debilidad, jadeo, taquipnea, anorexia, letargia, cia- nosis o mucosas pálidas, resistencia a tumbarse, etc. La tos es el primer signo, no responde a tratamientos convenciona- les y va seguida de disnea, primero de estrés y según avanza el cuadro, también de reposo. Los animales suelen perma- necer en decúbito esternal, en ocasiones adoptan postura ortopneica y pueden permanecer con la boca abierta. A la auscultación, como en el caso de


Figura 17. Toracocentesis. 137


Ciro, hay disminución de sonidos pulmo- nares, aumento del murmullo vesicular en la zona dorsal del tórax y soplos cardiacos y/o arritmias si la causa es una patología cardiaca subyacente. Si el estado respiratorio del paciente lo permite se deben realizar radiografías


suele ser <10.000/µl aunque depende de la cronicidad de la efusión, las células predominantes son linfocitos pequeños y neutrófilos. Las proteínas totales osci- lan entre los 20 y 30 g/l aunque son difí- ciles de medir por la interferencia de los lípidos en el índice refractario y la den- sidad es de 1.010 a 1.030. Es un líquido, por tanto, con características específicas como la sangre y no se incluye dentro la clasificación de efusiones pleurales. Aunque en la insuficiencia cardiaca con-


gestiva la efusión pleural normal es un trasudado o más exactamente un trasu- dado modificado, en casos de exceso de producción de linfa junto con un aumento de las presiones venosas sistémicas puede originar un quilotórax. El tratamiento del quilotórax secundario


consiste en buscar la enfermedad subya- cente y tratarla. En caso de insuficiencia cardiaca congestiva, se debe drenar, mejo- rar el gasto cardiaco, reducir las presiones venosas y, si hay derrame pericárdico, dre- nar o pericardiectomía.


Conclusión En el caso de Ciro, se realizó un primer


drenaje torácico y se instauró tratamiento de CMH con ICC, IECAS, diltiazem y diu- rético los primeros días además de una dieta baja en grasas. Al cabo de 15 días de tratamiento el derrame pleural se había re- suelto completamente y no fue necesario drenar en ningún otro momento. La tera- pia con diuréticos pudo suspenderse y se mantuvo el diltiazem, las IECAS y la dieta baja en grasas. Los valores analíticos a los 15 días también estaban normalizados. o


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