Sangre, Sexo y Votos
El gran problema de comunicación política en América Latina, especialmente en las periferias de las grandes metrópolis brasileñas, es que la mayoría de este electorado de clases sociales bajas necesita de un tipo de comunicación adecuada y sintonizada con ellos.
Existen particularidades que deben ser observa-
das cuando hacemos un proyecto de comunicación para los electores de bajo ingreso y con bajo nivel de escolaridad. En primer lugar, ellos tienen una gran difi cultad en comprender correctamente los mensajes de los candidatos. Los estudios realizados por A+B Co- municación en ciudades como Brasilia, Porto Alegre, São Paulo y Belo Horizonte, demuestran que este tipo de elector tiene una baja capacidad cognitiva, fruto de la poca información y también de otros factores como la desnutrición. La mayoría to- davía no tiene acceso a Internet, pero utiliza celulares de prepa- go. Gran parte de estos electores tiene difi cultad para leer por causa de problemas of- talmológicos, como la presbiopía. Esto hace con que no puedan leer textos largos ni letras pequeñas. Para que estos electores pu-
dieran leer y entender los textos del Entornão, A+B Comunicación optó por usar fuentes mayores, muchas fotos y hacer ediciones con asuntos que las personas normalmente no leerían en otros periódicos ni verían en la TV. Las fotos de mujeres con cierto atractivo sexual eran es- cogidas de acuerdo con el perfi l de las mujeres que poblaban la imaginación de estos electores. Todo eso hizo con que la comunicación fl uyese natu- ralmente y surgiera una empatía natural junto a los electores de bajo ingreso. Ellos entendían el mensaje y querían más. El gran problema de comunicación política en
América Latina, especialmente en las periferias de las grandes metrópolis brasileñas, es que la mayoría de este electorado de clases sociales bajas necesita de un tipo de comunicación adecuada y sintonizada con ellos. Normalmente eso no ocurre. Estos elec- tores, por causa de su baja capa- cidad cognitiva, normalmente desconfían de lo que es publica- do por los medios tradicionales, porque no pueden entender co- rrectamente el mensaje que se les está transmitiendo. El trabajo de los medios de am-
plio consumo popular, demuestra que tenemos un camino capaz de facilitar la consolidación de la rela- ción entre el candidato y el elector a través de una comunicación sim-
ple y directa, sin barreras. Las campañas continúan gastando mucho dinero con panfl etos y otros mate- riales impresos de baja penetración y retención, cuyo destino es la basura. En un mundo donde hay una
intensa disputa por la atención de los ciudadanos, sean ricos o po- bres, un político no puede darse el lujo de gastar dinero con mate- riales que no dicen lo que los elec- tores quieren oír. Hoy por hoy, ya no se hace campaña para la masa total de electores, mezclando todas las clases sociales. Es nece- sario trabajar en cada segmento separadamente con el mismo
mensaje, con lenguajes diferentes, pero específi cos para cada grupo. Si el elector guarda el material de la campaña, recordará al candidato. Y las personas vo- tan a las personas que recuerdan. Los desconocidos no ganan elecciones.
Enero 2011 Campaigns&Elections 36
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