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La Primera Dama La Primera Dama (*) Por: Darío Mendoza A.


En América Latina y en buena parte del mundo, es notorio cómo la mujer escala a los puestos del poder político, económico y social. En las áreas de poder político podemos encontrarlas como regidoras, alcaldes, gobernadoras, y hasta en la Presidencia de algún país. La mujer en la política es una realidad que irrumpe en nuestra era, pero que se manifestará con más fuerza en las próximas décadas: Ellas tie- nen mejor promedio de calificación en los ciclos de educación básica hasta la universidad. Sus habilidades de administración y persistencia las ponen en una primera línea de la eficacia en las empresas y en las instituciones de gobierno.


ambién se tiene la percepción de que ellas son más honestas y que pueden darle un toque de sensibilidad a la política, que durante siglos ha sido dominada por los hombres. Entonces


estamos, como dice el consultor político, Jaime Du- rán, “ante la feminización de la política”. A lo largo de la historia, a las mujeres que infl uyen


en el poder político, se les ha descalifi cado bajo tres le- yendas: su carrera no es por merito propio, sino por su pareja; son brujas, hechizan a los hombres del poder para manipularlos, y; están locas, debido a su cambios hormonales, por lo que no pueden tomar decisiones consistentes. Y por el contrario, algunas de estas fallas femeninas, se convierten en virtud para el caso de los hombres del poder. Por ejemplo, lo que para una mujer es ambición, para el hombre es igual a buen político. Sin embargo existe una fi gura política aún más


polémica, que puede atrapar las miradas y el escru- tinio de los medios, una imagen fascinante y poco comprendida: El de la Primera Dama. Cada primera dama, esposa del jefe de estado y


de gobierno, si bien es cierto que ha llegado a ese puesto de infl uencia, sin que nadie la haya elegido en el proceso democrático, también lo es que tiene su propia identidad y su particular forma de desta- car. Algunas primeras damas en México tienen una intensa agenda, como Martha Sahagún; o una agen- da discreta como Margarita Zavala. Hay algunas que simplemente no existieron en la mentalidad colec- tiva como Nilda Patricia, primera dama del ex presi- dente Ernesto Zedillo, (1994-2000).


Carla Bruni Hay primeras damas con alta presencia mediáti-


ca por sus características físicas y actividades fashion, como Carla Bruni, primera dama de Francia. Y existe


© Rémi Jouan, CC-BY-SA, GNU Free Documentation License, Wikimedia Commons Enero 2010 Campaigns&Elections


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