La Primera Dama
jor pretexto para que ella se convierta en la per- sona que lo manipula. Ocurre hasta en la vida de un ciudadano normal. Por eso se debe definir con claridad, de acuerdo a los tributos de la primera dama y del jefe de gobierno, cual es el mejor roll para que se convierta en ayuda y no en factor de división y crítica. El problema es que si la sociedad percibe que
no le resuelven sus problemas o que no encuentra canales de comunicación con el Presidente y su Go- bierno tiene como opción la primera dama, de allí su empoderamiento y popularidad. El arte de manejar esta relación es complejo. En esa relación la Primera Dama se parece a un
Margarita Zavala
¿Qué espera le gente de la primera dama? Que escuche, que se sienta atendida y que tenga capacidad de respuesta. No esperan que les solucione la vida, pero valoran mucho que hayan sido atendidos.
el contraste de mujeres populares que encantaron al círculo verde como Eva Perón de Argentina, que era re- chazada por élites del llamado círculo rojo. A los norte- americanos les fascinó Jackelin Kennedy, en torno de quien se tejió una historia épica de grandeza y drama. Entre más activas, mas pasiones desatan, son
odiadas y aclamadas: Por eso muchas de ellas no se arriesgan. Finalmente el mundo es de las audaces. Pagan el costo de una frenética actividad pero pue- den obtener signifi cancia para sus pueblos, y tras- cender en la historia.
Desafíos. A pesar de ser tan diferentes, el juego es el mismo: la política. Y hay desafíos que enfrentan casi por igual.
Primer desafío: El marido. Un marido que se percibe débil puede ser el me-
25 Campaigns&Elections Enero 2010
faro. Sus atributos pueden ayudar a darle refl ecto- res a su esposo, a sus proyectos de gobierno y a su equipo. Pero si la luz se queda parada en si misma se vuelve deslumbrante y opaca a los demás, lo que se convierte en fuente de críticas constantes. En este caso es muy importante mantener una
prudente distancia entre Esposo Presidente y Pri- mera Dama, sobre todo ante los medios y eventos públicos, ya que si el gobernante habla mucho de la pareja (el extremo es pareja presidencial), comuni- ca una imagen de debilidad y de ser un “mandilón”. Nunca debe usar el “nosotros” ya que la gente votó por el y no por ellos.
La Gente. ¿Qué espera le gente de la primera dama? Que escuche, que se sienta atendida y que tenga ca- pacidad de respuesta. No esperan que les solucione la vida, pero valoran mucho que hayan sido atendidos. En este caso casi siempre los resultados son posi-
tivos, pero tienen que estar en armonía con sus atri- butos de imagen. No es lo mismo una primera dama joven que una adulta mayor.
El Gabinete. Tal vez uno de los desafíos más complejos es la re- lación con el gabinete o equipo del esposo. Tendrá que poner en marcha un liderazgo participativo. En este territorio la primera dama también entra en el juego de otros intereses de cada secretario. Puede ser usada por si algo sale mal o algo sale bien. Es la puerta de entrada a las decisiones, por lo tanto debe tener clara consciencia de quién es quién y navegar en esas turbulencias.
Foto: AMC
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