directores imperdibles
En la columna de este mes abordaremos el trabajo de cuatro grandes directores, quienes lograron que algunas de sus obras se convirtieran en clásicos: Griffith con El nacimiento de una nación, Capra con Qué bello es vivir, Scott con Blade Runner y Singer con Sospechosos habituales
Por Nelson Cordido Rovati –
nelcordido@yahoo.com
D. W. Griffith
EE UU, 1875 – 1948 Imaginen la siguiente escena: un pri-
mer plano de una mujer (sólo el rostro) que está en casa esperando el regreso del mari- do. En la siguiente escena vemos al marido en una isla desierta. Para nosotros esa tran- sición no representa ningún problema, pero para Griffith -que la utilizó en su película Enoch Arden (1911)- significó un sinfín de crí- ticas por parte del estudio cinematográfico. En esa época, era inaceptable que se corta- ra el cuerpo humano y se filmara solamente la cabeza. Además, pensaban que el espec- tador no comprendería la transición de la escena de la casa, a la isla. Con este ejemplo, creo que comprenderán por qué Griffith es considerado el padre del cine moderno. Nació en la zona rural de Kentucky.
Comenzó como actor y luego llegó a diri- gir más de 500 películas. El nacimiento de una nación (1915), donde introdujo el traveling (movimiento de la cámara) y las panorámi- cas, fue un gran éxito: invirtió 100.000 dóla- res y recaudó 15 millones. El año siguien- te dirigió una de las películas más caras de la historia: Intolerancia (1916), film de gran influencia en los futuros directores. Con Lirios rotos (1919) y A través de la
tormenta (1931), Griffith cerraría su ciclo de innovaciones para entrar una etapa de decadencia, que llegó hasta el cine sonoro. Dirigió dos películas con soni- dos: Abraham Lincoln (1930) y La lucha (1931), las cuales tuvieron una mediocre aceptación. Griffith murió en su villa de Hollywood
el 21 de junio de 1948, olvidado por todos, como pasó con muchos otros genios del cine.
112 | | Septiembre 2010
Frank Capra
Italia 1897 – 1991 Nació en Sicilia y su nombre era
Francesco Rosario Capra. A los seis años de edad emigró con sus padres a los EE UU, donde se graduó de inge- niero químico. Comenzó su carrera en el cine mudo. En 1926 dirigió su pri- mer largometraje, The strong man. El cine de Capra es, con frecuencia, til-
dado de ingenuo e idealista. En muchas de sus obras recurre a la bondad, la humil- dad, la solidaridad y la búsqueda de la feli- cidad, pero también a la lucha por la jus- ticia, el combate contra los corruptos y el sacrificio personal a favor del bien de los demás. Este es el caso de El caballe- ro sin espada (1939), un alegato a los prin- cipios de la democracia, o su obra cum- bre Qué bello es vivir (1945), cuyo mensaje positivo la convierte en una película ideal para transmitirla en épocas navideñas. Sus películas ganaron numeroso pre-
mios Oscar. Sucedió una noche (1935) fue la primera cinta que ganó los cinco Oscar más importantes (mejor película, mejor director, mejor actor, mejor actriz y mejor guión adaptado). El año siguiente obtuvo su segundo Oscar a la mejor dirección por El secreto de vivir (1936) y con Vive como quie- ras (1939) ganó el tercero, con la que tam- bién ganó el Oscar a la mejor película. En 1961 dirigió Milagro por un día, su
última película. En 1971 publicó su auto- biografía, una lectura obligada para com- prender a esta figura del cine. Capra murió a los 94 años de un ataque cardiaco mien- tras dormía en La Quinta, California.
Ridley Scott
Inglaterra, 1937 Antes de iniciarse como diseñador de
escenarios para la BBC, estudió arte y cine. En esta misma cadena televisiva comen- zó su carrera como director, encargándo- se de varios capítulos de series y progra- mas. Luego montó su propia productora, con la que realizó multitud de comerciales. En 1977 dirigió su primer largometraje, Los
duelistas. Dos años después lanzó una pelícu- la de terror y ciencia ficción que fue un auténti- co éxito de taquilla y, con el tiempo, se convirtió en un clásico moderno: Alien, el octavo pasaje- ro (1979). Luego, en 1982, dirigió el film futuris- ta Blade Runner, que no tardó en convertirse en una película de culto. Luego vinieron otros proyectos como Thelma y Louise (1991), que le valió su primera nominación al Oscar como mejor director. Después tuvo varios proyec- tos menos afortunados como 1942: La conquis- ta del paraíso (1992) o Tormenta blanca (1996); los recientes films de gran éxito como Gladiador (2000), ganadora de cinco Oscar; Black Hawk derribado (2001) o Gángster americano (2007). Muchas de sus películas son recordadas
no sólo por los actores o por momentos espe- cíficos del guión, sino también por el ambien- te recreado en ellas, al que Scott le presta especial atención. Fue el primero en utilizar comercialmente la denominación director´s cut o montaje del director para una obra ree- ditada para el público y que tiene diferen- cias con la versión estrenada originalmente. Al momento de escribir esta nota,
Scout está trabajando en una secuela de Alien anunciada para el 2011 y en una pelí- cula llamada The Kind One, para 2012.
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