46 EN PORTADA / APARATO REPRODUCTOR Mixosarcoma vaginal en una perra Se realizó un diagnóstico endoscópico y la valoración de la recidiva de una neoplasia frecuente, en una localización atípica.
David Martín Denia, Ignacio Mena Portero, Belén C. Verdugo Martínez Coromoto, diagnóstico por imagen Servicio de ecografía y endoscopia de Sinergia Veterinaria Imágenes cedidas por los autores
El paciente al que hace referencia este caso era una hembra castrada de raza Pastor Alemán, de 11 años de edad. Los propieta- rios acudieron a la consulta por la aparición de sangrado por la vulva, que se acentuaba con el movimiento e incluso presentaba coágulos. Tenía una historia previa de insu- ficiencia pancreática exocrina y de tumor mamario (adenocarcinoma tubular y sólido complejo de mama grado II), solucionado quirúrgicamente hacía tres años.
Examen físico
El animal tenía la auscultación cardiopul- monar y la temperatura normales. Además presentaba un buen estado de hidratación, se mostraba atenta y con buen color de mucosas. Su condición corporal era buena y no evidenciaba pérdida de peso. El examen de la vulva mostraba tanto
sangre fresca como coágulos. Procedimientos diagnósticos
La exploración previa de la vulva y el vestíbulo vaginal con otoscopio con- vencional mostró la presencia de úlceras sangrantes. También se le hicieron en ese mismo momento una tira de orina y una citología.
Figura 1. Imagen endoscópica de una masa vaginal.
La tira de orina mostraba la presencia de leucocitos y sangre. En la citología aparecía una marcada displasia celular del epitelio de transición, compatible con enfermedad inmunomediada o bien con neoplasia. Los valores del hemograma eran absolu- tamente normales y la bioquímica sanguí- nea solo arrojaba un resultado alterado, el de la fosfatasa alcalina, que aparecía leve- mente aumentado, 175 mg/dl, cuando los valores de referencia son entre 25 mg/dl y 110 mg/dl. Posteriormente se realizó una ecografía abdominal completa con un diagnóstico, en cuanto a las imágenes, compatible con la normalidad. Transcurrido un mes de los primeros síntomas se decidió realizar una explora- ción endoscópica.
Vaginoscopia Figura 2. Ostium uretral.
Grado 1 2
3
Clasificación de los mixosarcomas Diferenciación Bien diferenciado Intermedia
0-9 10-19
Pobremente diferenciado
> 20
La exploración de la vagina mostraba la existencia de un crecimiento de unos 3 cm de longitud, que se extendía desde una profundidad de 1 cm hasta una profundi- dad aproximada de 4 cm desde la vulva (figura 1). Se localizaba en el vestíbulo vaginal, dorsal y craneal al ostium ure- tral (figura 2). La superficie que recubría dicho crecimiento era de aspecto irregular (figura 3) y hemorrágico (figura 4). La existencia de esta lesión no impedía
Índice mitótico Necrosis
No < 50 % > 50 %
la progresión del endoscopio hacia tramos posteriores de la vagina, cuya apariencia era normal (figura 5). La exploración endoscó- pica se realizó bajo irrigación continua. Se tomaron varias biopsias del creci- miento para su posterior estudio histopato- lógico (figura 6). Dicho estudio estableció el diagnóstico definitivo de esta lesión, que fue de mixosarcoma.
Otras pruebas Una vez diagnosticada la masa mediante
biopsia endoscópica y previo a su resolu- ción quirúrgica se realizaron: • Radiografías de tórax: sin imágenes compatibles con metástasis. • Ecocardiografía: mostraba una insufi- ciencia mitral compensada. • TAC: los márgenes de la masa de la vulva estaban mal delimitados y no se podían diferenciar de la mucosa normal de la vulva, debido a un contacto directo entre ambas. La masa tenía una forma alar- gada y medía aproximadamente 3 cm en dirección craneocaudal y 1,8 cm de diá- metro (figuras 7, 8 y 9). La parte ventral de la masa contactaba con la apertura uretral pero no era posible determinar si había invasión de la pared de la uretra. No había signos que sugirieran la exten- sión de la masa más allá de los márgenes del tracto urinario y reproductivo. El colon era normal. Todos estos datos nos llevaron a la con- clusión de que era una masa vaginal sin signos de metástasis a nódulos linfáticos locorregionales.
La visualización de la masa estaba par- cialmente limitada por el contacto directo con la mucosa vaginal, la cual está marca- damente realzada en animales normales. En caso de que se considerase una mejor resolución, podría ser necesaria la realiza- ción de un vaginouretrograma con TAC.
Tratamiento y evolución del paciente
4 Una vez diagnosticada la masa y hasta
la realización de la cirugía, el animal reci- bió tratamiento con cefalexina, firocoxib y omeprazol. La sintomatología mejoró con dicha medicación.
Con la extirpación quirúrgica de la masa comenzó el tratamiento quimioterápico del animal con cuatro ciclos de doxorrubi- cina administrados bajo sedación, y sepa- rados unas tres semanas uno de otro. El paciente se mantuvo asintomático hasta cuatro meses después de la cirugía, momento en el cual reapareció la sinto- matología inicial de sangrado vulvar. Se decidió realizar una revisión endoscópica.
Revisión vaginoscópica
La exploración de la vagina mostró la existencia de un crecimiento que impidió la progresión del endoscopio (figuras 10 y 11). La superficie que recubría dicho creci- miento era de aspecto arracimado, irregu- lar y hemorrágico.
Diagnóstico y tratamiento
La masa era de aspecto similar a la biop- siada 4 meses atrás. Después de esta explo- ración endoscópica el animal se mantuvo con ciclos quimioterápicos tres meses más y se decidió realizar una segunda inter- vención quirúrgica. A los diez días de la misma y tras nueve meses de la aparición de los primeros síntomas, el animal falleció tras complicaciones respiratorias.
Diagnóstico diferencial de masas vaginales
Dentro de las masas vaginales pode- mos encontrar hiperplasias, prolapsos y neoplasias. Las dos primeras son típicas en animales jóvenes y las últimas, en
173 Figura 5. Mucosa vaginal normal.
pacientes de media y avanzada edad. En cuanto a la forma, las hiperplasias vagi- nales y las neoplasias tienen un aspecto asimétrico, mientras que los prolap- sos presentan un aspecto simétrico. Las hiperplasias y los prolapsos son siempre dependientes de los estrógenos, mientras que las neoplasias pueden presentar o no hormonodependencia, ya sea a estróge- nos o a progesterona.
Las neoplasias vaginales suponen entre el 2,4 % y el 3 % de las neoplasias cani- nas, y son las más frecuentes en las perras, después de las de mama. Esta patología es propia de hembras de edad media y avan- zada, y entre el 70 y el 80 % de ellas son de carácter benigno. En gatas, estas neo- plasias son muy raras. Entre las neoplasias vaginales benignas encontramos leiomiomas, lipomas, adeno- mas sebáceos e histiocitomas entre otras. Como neoplasias malignas destacan
el
leiomiosarcoma, el adenocarcinoma y el carcinoma de células escamosas.
3
Figuras 3 y 4. Aspecto irregular y hemorrágico de la superficie de la masa.
Figura 6. Biopsia cistoscópica.
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