ARTÍCULO
a
¿QUIÉN ERA ELLA? Margaret Hilda Roberts nació en Grantham, una región del este de Inglaterra en 1925. Hija de un tendero inglés que llegaría a ser alcalde de su distrito en 1945, desde pequeña mostró su carácter y ganas por conseguir resultados a base de esfuerzo. Muchos medios de comunicación de todo el mundo han recordado en las últimas se- manas sus frases más destacadas, y entre las dichas como líder, diputada o primera ministra, también se ha colado una que de- claró con sólo 9 años de edad al recibir un premio en un concurso escolar: “No tuve mucha suerte, me lo merecía”. Licenciada en Química, y más tarde
38
con estudios en Abogacía, presidió las asociaciones universitarias conservadoras como estudiante, lo que le impulsó a asis- tir a conferencias y convenciones políticas donde fue conociendo a quienes, pocos años más tarde, la incluyeron en sus lis- tas. Primero como candidata por Dartford, donde perdió. Más tarde como diputada por el distrito de Finchley donde ganó su escaño en la Cámara de los Comunes en 1959. Mujer, joven, conservadora y atrac- tiva. Atributos que la prensa de entonces, y sus propios compañeros de Cámara, no tardaban en reseñar en cuanto tenían oportunidad. Sin embargo, no todo fueron cambios
y logros políticos durante la década de los cincuenta. En diciembre de 1951 se casó con Denis Thatcher un empresario que, se- gún muchas voces, le dio el punto de “pres- tigio” necesario para llevarla a un puesto político. Se convirtió en madre de mellizos en 1953, tarea que le impidió presentarse a las elecciones generales de 1955. Un mero receso en su carrera que comenzaría a cre- cer exponencialmente desde el primer día que ocupó su escaño. Desde 1959 a 1970 se aseguró su silla
en el bando conservador de la Cámara, aun cuando los laboristas vencieran de la mano de Harold Wilson en las elecciones de 1964. Quizá su labor como portavoz de la oposición en temas de vivienda, educa- ción, energía, transporte o suelo, fueron los que más presencia y voz (una de sus características personales más criticadas por su timbre agudo) le dieron de cara a sus compañeros y ciudadanos y donde
Mayo - Junio 2013
demostró su determinación y firmeza en asuntos esenciales para la vida de los bri- tánicos.
EL CARGO DE LA FAMA Una presencia que el elegido Primer Mi- nistro por aquel entonces, Edward Heath, supo aprovechar incorporándola a su ga- binete como Ministra de Educación entre 1970 y 1974. Fue desde este cargo donde comenzó a forjar su fama. Los recortes del gasto en educación y la primacía de las necesidades académicas sobre el resto, la pusieron en el ojo de la opinión pública. Fue defensora de arreglar las escuelas, establecer un sistema de educación perdu- rable y consistente desde la primaria hasta la secundaria y suprimir otros gastos, entre ellos, el suministro de leche gratuita dia- ria para los alumnos. Su firmeza en esta cuestión le acarrearon duras críticas por parte del Partido Laborista, de la prensa y de muchos ciudadanos que no estaban de acuerdo con las nuevas políticas. Algunos la llegaron a apodar “la ladrona de la le- che” (). Pero continuó hacia adelante. Con el
objetivo de dar “un toque de atención” a los líderes de su partido sin vislumbrar la posibilidad de que llegara a convertirse en Primera Ministra de Gran Bretaña, Mar- garet Thatcher participó en las elecciones primarias de 1975 por el puesto de líder del Partido Conservador. Y las ganó. A partir de ese momento comenzó una
carrera meteórica rumbo al número 10 de Downing Street. Como todo candidato a la presidencia de su país comenzó por adecuar su imagen personal a lo que los asesores denominan “presidenciable”. De la mano de expertos en comunicación, un logopeda y un antiguo productor de tele- visión entrenó su voz, para convertirla en más convincente, cambió ciertos aspectos de su vestuario e imagen, para convertirla en una persona más cercana al pueblo, y cambió su actitud, para convertirse en el recambio necesario que los ciudadanos re- clamaban tras el “invierno del desconten- to” de 1978-1979 (Winter of discontent) que le costó la moción de censura al entonces Primer Ministro James Callaghan, adelan- tando las elecciones. Inflación, tasas de desempleo se-
Page 1 |
Page 2 |
Page 3 |
Page 4 |
Page 5 |
Page 6 |
Page 7 |
Page 8 |
Page 9 |
Page 10 |
Page 11 |
Page 12 |
Page 13 |
Page 14 |
Page 15 |
Page 16 |
Page 17 |
Page 18 |
Page 19 |
Page 20 |
Page 21 |
Page 22 |
Page 23 |
Page 24 |
Page 25 |
Page 26 |
Page 27 |
Page 28 |
Page 29 |
Page 30 |
Page 31 |
Page 32 |
Page 33 |
Page 34 |
Page 35 |
Page 36 |
Page 37 |
Page 38 |
Page 39 |
Page 40 |
Page 41 |
Page 42 |
Page 43 |
Page 44 |
Page 45 |
Page 46 |
Page 47 |
Page 48 |
Page 49 |
Page 50 |
Page 51 |
Page 52 |
Page 53 |
Page 54