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a ARTÍCULO


DESPUÉS DE LA GUERRA, LA DICTADURA DE FRANCO


Un nuevo ciclo empezaba para la mujer después de la Guerra aunque, con el Fran- quismo, derechos que se habían consegui- do a lo largo de la II República, les fueron arrebatados. Sin embargo, un sentimiento se gestó en ellas porque jugaron “un papel decisivo en la resistencia civil al fascismo. La experiencia de sobrevivir a la guerra dio una nueva dimensión a los roles clásicos de madre y ama de casa”, dice Mary Nash. Hablamos de una dimensión colectiva y visión “proveedora”. Las actividades fe- meninas estaba enfocadas hacia la mejora sociocultural y al desarrollo de oportuni- dades. Paul Preston inicia su capítulo para


hablar de Margarita Nelken de la siguiente manera: “A principios de 1939 Barcelona era una ciudad que reventaba por los cua- tros costados de refugiados hambrientos de toda España. Su respiro ante la perse- cución implacable de las tropas del gene- ral Franco no dudaría mucho. El purgatorio estaba a punto de convertirse en infierno. Cuando el 23 de enero llegó la noticia de que los nacionales habían llegado al río Llobregat, a tan sólo unos kilómetros al sur de la ciudad, se inició un éxodo colo- sal. Una multitud aterrorizada de cientos de miles de mujeres, niños, ancianos y soldados derrotados emprendieron un viaje largo y difícil hacia Francia”. No todos lograron llegar. Y no todos lograron llegar vivos. Aquellas personas que lo lograron, y cuyo cabeza de familia militaba en al- gún partido, como el Partido Comunista, tuvieron un papel fundamental. Mientras el marido se jugaba la vida tras la guerra saltando la frontera entre España y Fran- cia, siendo “enlace” para organizar de nue- vo al partido y evitar que Franco estuviese mucho tiempo en el poder, las mujeres se quedaban en Francia creando sus propios negocios, pariendo a sus propios hijos y sustentando económicamente a la fami- lia. Se ayudaban unas a las otras mientras ellos estaban en el monte esquivando las balas de los Guardias Civiles. Muchas mujeres no tuvieron la suerte de poder exiliar. Por “rojas” las castigaban,


las torturaban física y psicológicamente. Las purgaban con aceite de ricino para eli- minar “todo lo malo que llevaran dentro”, las rapaban al cero y les prohibían ir de luto en el caso de que hubiese muerto al- gún familiar. Los juicios de posguerra eran crueles y carentes de argumentos. La histo- ria más conmovedora en España es la que lleva por título “Las trece rosas rojas”. Los asesinatos se sucedían como el rezo del pan nuestro de cada día. “Prefiero morir de pie que vivir de rodillas”, dio la dirigente comunista Dolores Ibarruri “Pasionaria”. Muchas murieron debido a las torturas in- humanas trasladadas del nazismo alemán para hacerlas hablar y delatar así a sus pa- rejas. En posguerra, “Toda España era una cárcel”, como la obra escrita por los perio- distas Rodolfo y Daniel Serrano. Pero esta es otra historia…


MUJERES Y POLÍTICAS


Tres épocas, tres décadas y muchas más después de posguerra. Sin embargo, entre los años 30 y los 50, en España se vive una intensa revolución en lo que se refiere a la participación de la mujer en la vida políti- ca. Un ciclo que he decidido llamar “trian- gular” en mi tesis doctoral con una conno- tación bestial: (i) II República y el acceso de la mujer a la política, derechos, participa-


«Prefiero morir de pie que vivir de rodillas», dio la dirigente comunista Do- lores Ibarruri «Pasionaria»


ción y lucha por las libertades; (ii) Guerra Civil y la mujer sumisa, freno contundente a la participación femenina, pero al mismo tiempo el nacimiento de un sentimiento y de unos roles desconocidos hasta la fe- cha como consecuencia de la guerra; (iii) y posguerra, el desarrollo de esos roles y la lucha de nuevo por las libertades de la mu- jer al darse cuenta de que es un elemento activo y clave en la sociedad de hoy, tiene voz y voto. Las mujeres se dieron cuenta de que ellas son importantes, son capaces y están cualificadas para participar en políti- ca porque tienen mucho que decir. Sentían y sienten que sus voces tenían y tienen que oírse. Sin este papel que entonces se jugó, sin estas mujeres que “sangraron”, las po- líticas españolas tal como las conocemos hoy no existirían.


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Ángela Paloma Martín Fernández Periodista y asesora de comunicación en Ideograma. Doctoranda en Análisis y Eva- luación de Procesos Políticos y Sociales con tesis doctoral sobre mujer y política. @anpamar www.angelapaloma.com


Mayo - Junio 2013


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