Nueva política: libre, autónoma, activa, comprometida
Un camino metódico
para el desarrollo de la eficacia
política de un partido y la revitalización de sus organizaciones locales
Por Marcos Lekuona
Después de algo más de 30 años de régimen democráti-
co en España, y aunque es crecientemente evidente que la utilidad del márketing político orientado a la venta está en crisis, las resistencias a reflexionar sobre sus prácticas encuentran una dificultad añadida en el aprendizaje “asil- vestrado” de los comportamientos políticos. Estas resisten- cias se agravan en aquellos territorios donde un partido ha tenido la hegemonía durante bastante tiempo y tiende a disminuir en la medida que los actores políticos han vivido alternancias, más o menos frecuentes, que pueden hacer pensar que los resultados dependen más de las propias ac- ciones y menos de pretendidas “olas”. Desde hace algunos años se va notando el avance de
lo que venimos denominando la desafección política de los ciudadanos, “ese fantasma que recorre nuestra democ- racia” . Estos síntomas son: un aumento de la abstención electoral; la sucesión en los gobiernos, a veces de un modo imprevisto, más por torpezas del titular que por méritos de su oposición aspirante; la aparición en las encuestas de los políticos como un problema; la pérdida de miembros de los partidos políticos junto a la desmovilización de los inscritos que quedan (no más de un 10/20% activos). A pesar de que podría haber suficientes evidencias de
lo que son buenas y malas prácticas políticas, se sacan de ello muy pocas consecuencias útiles. Debido al estado de “asilvestramiento” en que se han cultivado tanto las buenas como las malas prácticas, unas y otras se ven más como ocurrencias personales que como comportamientos que
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pueden ser objetivados, registrados y considerados en hipo- téticas relaciones de causa/efecto con los resultados políti- cos.
De este modo,
• hay organizaciones de un partido que tienen buenas prácticas y se mantienen y suceden en ellas, • hay organizaciones donde después de tener buenas
prácticas empiezan a practicar malas y nadie puede evitarlo hasta que pierden sus posiciones; • y hay otras que se enquistan en sus malas prácticas sin que nadie haga por evitarlo.
Con demasiada frecuencia para acabar con los malos re-
sultados se recurre a salidas quirúrgicas que siempre pro- ducen pérdidas de recursos humanos y políticos. Sin que, por otra parte, se consiga así mejorar las prácticas, ya que nuevos responsables no son garantía de que las viejas ma- las prácticas no se reproducen en ellos. Todo ello, pone de manifiesto lo que podríamos denominar muy malas prác- ticas en la dirección de los partidos, a la hora de reclutar, formar y promocionar a sus miembros.
Una aproximación analítica para el desarrollo de los re-
cursos estratégicos Un partido tiene sus mejores recursos para mejorar, en
las buenas prácticas de sus organizaciones locales. Entende- mos por buenas prácticas, los comportamientos observables
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