El 16 de diciembre de 1773 llegaron al puerto de Boston
varios cargamentos de té. Los colonos americanos, disfraza- dos de indios, asaltaron los barcos y tiraron por la borda toda la carga, en total 45 toneladas.
Las razones de este motín ciudadano fueron consecuen-
cia de la aprobación por parte de Gran Bretaña del Acta del Té, que gravaba la importación a la metrópoli de distintos productos, incluido el té, para beneficiar a la Compañía Británica de las Indias Orientales. No sólo se trataba del nuevo impuesto, sino de que los propios ciudadanos de las colonias americanas no tendrían manera de estar rep- resentados y, por lo tanto, de defenderse en el Parlamento británico. “Sin representación no hay contribución” se convirtió entonces en su frase preferida.
Tea Party y Coffe Party
En una clara referencia a este motín, uno de los orígenes
de la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos, surgía hace unos meses el denominado “Tea Party”, un movimiento ciudadano fuertemente conservador configu- rado por centenares de asociaciones que ha sorprendido por su fuerza, por su capacidad movilizadora y que ha agitado la política norteamericana, ganando terreno en el panorama electoral. Muchos opinan que el pasado mes de enero el Tea Party jugó un papel decisivo en la victoria del escaño para el Senado por el Estado de Massachusetts, que obtuvo el republicano Scott Brown y que había ocupado durante 38 años el demócrata Ted Kennedy.
El Tea Party ha sabido captar el interés de muchos ciu- dadanos, canalizando el descontento con la Administración del presidente Obama, en contra de los impuestos y de la intervención del Gobierno Federal en las políticas de cada estado y en la vida pública y privada que consideran excesiva e invasiva. Y, a pesar de que el sector más mod- erado del Partido Republicano no lo ve con buenos ojos, se intenta un acercamiento estratégico con el objetivo de aunar posturas y evitar futuras sorpresas, ya que los del “té” despliegan un caudal de energía que puede ser muy favor- able de cara a las elecciones legislativas del próximo mes de noviembre. Pero parece que, de momento, los miembros del Tea Party prefieren ir por libre o con otro liderazgo.
El descontento que canaliza y potencia este movimiento
se ha instalado en el centro del debate político, junto a los ataques crecientes a la política de Obama y, también, de plataformas como ResistNet o FreedomWorks. Ésta última cuenta con 700.000 afiliados, 400.000 de ellos online. La comunicación de todos estos grupos se produce a través de la red, lo que les confiere un gran poder por la capacidad de difusión de sus ideas.
En la red ha nacido también, hace unas semanas, la ini- ciativa Liberty Central, como apoyo al proyecto político de
Tea Party, y con la misión de incrementar la participación ciudadana. Impulsada por Virginia Thomas, esposa del también conservador juez del Tribunal supremo Clarence Thomas, tiene como primer objetivo ─según su manifiesto─ “apoyar a los nuevos ciudadanos activistas, ayudándoles a encontrar un camino eficaz para su activismo”.
Liberty Central, en palabras de Mark Mecker y Jenny
Beth Martin, que ejercen como coordinadores naciona- les del Tea Party, “se centrará específicamente en el entre- namiento desde la base de los activistas que estén decididos a devolver al país a sus principios fundacionales. Su visión a largo plazo es el de una nueva revolución conservadora”.
Frente a ellos, aparecía una nueva alternativa de base
progresista: el Coffee Party. En Facebook, Annabel Parker (una anónima cineasta que vive a las afueras de Washing- ton) impulsaba una respuesta colectiva a los ataques con- stantes del Tea Party. A finales de enero, propuso promover la idea de contestar con un Coffee Party que se materializó días más tarde con la aparición de la página web www.
coffeepartyusa.com en la que podía leerse esta frase: “De- spierta y reacciona”.
El Tea Party ha sabido captar el interés de muchos ciudadanos, canalizando el descontento con la Administración Obama
El auge de los movimientos ciudadanos No es Estados Unidos el único país donde proliferan
estos movimientos extra-partidarios, sino que en todo el mundo, y es una constante, las comunicaciones online están consiguiendo el auge de movimientos políticos ciudadanos que eran impensables hace unos años.
En Italia, Popolo Viola, un movimiento nacido en inter-
net, demostraba en diciembre de 2009 su poder de con- vocatoria al reunir a unas 500.000 personas (otras fuentes han hablado de la participación de cerca de 2 millones) en Roma contra el primer ministro italiano, Silvio Ber- lusconi, en la celebración del No B. Day (Día del no a Berlusconi). Su color, el morado (viola) no los encasilla frente a ningún sector político aunque sus ataques al Gobi- erno les aproxima a la izquierda. Su máxima aspiración es luchar contra la partitocracia, la mafia, la gerontocracia, los sindicatos, el Vaticano, la corrupción, el empleo precario... y, sobre todo, contra la política de Berlusconi, quien está
Mayo 2010 | Politics 29
Page 1 |
Page 2 |
Page 3 |
Page 4 |
Page 5 |
Page 6 |
Page 7 |
Page 8 |
Page 9 |
Page 10 |
Page 11 |
Page 12 |
Page 13 |
Page 14 |
Page 15 |
Page 16 |
Page 17 |
Page 18 |
Page 19 |
Page 20 |
Page 21 |
Page 22 |
Page 23 |
Page 24 |
Page 25 |
Page 26 |
Page 27 |
Page 28 |
Page 29 |
Page 30 |
Page 31 |
Page 32 |
Page 33 |
Page 34 |
Page 35 |
Page 36 |
Page 37 |
Page 38 |
Page 39 |
Page 40 |
Page 41 |
Page 42 |
Page 43 |
Page 44 |
Page 45 |
Page 46