RAFAEL CORREA Y SUS NIVELES DE POPULARIDAD
En definitiva, el modelo neodesarrollista, asociado a una amplia difusión mediática (campaña permanente) y a un discurso maniqueo, ha dado como resultado un presidente popular. En anteriores gobiernos podemos encontrar estos factores, pero disminuidos y en ningún caso vinculados.
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El presidente goza de carisma popular su- mado a eficaces prácticas en el manejo y
mercadeo político: Rafael Correa es un político gua- yaquileño que no genera resistencia en la sierra. Sus orígenes no son aristocráticos (probablemente, clase media) y su conocimiento del “Ecuador profundo” es vasto. Cuenta además con una extensa formación académica, incluyendo una maestría en Bélgica y un doctorado en Estados Unidos. La “revolución ciudadana” se encuentra en “cam-
paña permanente”. La promoción del gobierno es constante. En este sentido, trabajan encuestadoras y sofisticadas secretarias de comunicación. Ningún go- bierno anterior ha tenido una presencia similar en los medios de comunicación masiva. Según la Fundación Ethos, los tres primeros años de gobierno, el gasto en publicidad llegó a 216 millones de dólares. Para el ca- tedrático colombiano Omar Rincón, “los políticos de hoy, especialmente en Latinoamérica, han pasado, casi sin escalas, de la política grande a la pantalla chica”. Se trata de una “presidencia plebiscitaria” que
conecta directamente al presidente con los ciuda- danos. El líder se dirige al pueblo sin ningún tipo de filtro. Su capacidad de transmitir ideas (moldear la opinión pública) es, en parte, lo que lo mantiene con altos márgenes de aceptación. La estrategia populista ha sido muy eficaz. Esto
es, en palabras de Francisco Panizza: “ Un discurso anti statu quo que simplifica el espacio político me- diante la división simbólica de la sociedad entre “el pueblo” y su otro”. Para Margaret Conovan, el popu- lismo en las sociedades democráticas modernas “es entendido como una apelación al pueblo contra la estructura de poder establecida, así como también contra las ideas y los valores dominantes de la socie- dad”. Rafael Correa, hábilmente, ha estructurado un discurso maniqueo. Su primer enemigo fue la “par- tidocracia”, luego la “prensa corrupta” y más tarde la “izquierda infantil”.
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El apoyo popular se debe, en parte, a las políticas sociales y a los incrementos en los
presupuestos que se han implementando para bene- ficio de amplios sectores de la población: El modelo impuesto por la revolución ciudadana en Ecuador ha tenido una inmensa voluntad política para invertir los ingresos del Estado (sobre todo por el alto precio del petróleo y los avances en la recaudación de impues- tos) en programas sociales enfocadosen las mayorías. La inversión social pasó, de 4.8% en relación al PIB en el año 2006, a 8.1% en el año 2009 (y sigue creciendo). Por primera vez, en el año 2008, el presu- puesto del área social superó al pago de deuda pú- blica. En el año 2008, el promedio de ingreso familiar superó el costo de la canasta básica. En definitiva, el modelo neodesarrollista, asocia- do a una amplia difusión mediática (campaña per- manente) y a un discurso maniqueo, ha dado como resultado un presidente popular. En anteriores go- biernos podemos encontrar estos factores, pero dis- minuidos y en ningún caso vinculados. Es por ello que la comunidad y particularmente los sectores vulnerables (mayoría) sienten que el Estado trabaja por sus intereses. El desprestigio de la política y de las élites ha sido aprovechado mediante una estra- tegia populista. La carga emotiva y la propuesta de emancipación han sido pilares importantes en la estrategia comunicacional que hacen del caso de Rafael Correa una situación sui generis que muestra cómo se capitalizan los sentimientos de las mayorías en torno a la imagen de un líder.
Santiago Mejía Ribadeneira es analista político ecua- toriano.
1Jaime Durán Barba y Santiago Nieto, “El arte de ga-
nar”, 2010 Editorial Sudamericana S. A. P.222 2Panizza Francisco “El Populismo como espejo de la democracia” p 13
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