Sobre moscas y votos
El peligro era obvio, después de una dura batalla
con Hillary Clinton en las primarias Demócratas —en las cuales el apoyo latino se encontraba casi exclusiva- mente con Hillary — Obama no había tenido la posibi- lidad de definirse como candidato ante los hispanos.
Pero responder tenía también sus peligros. Tener una pelea sobre el tema de inmigración signi- ficaría ignorar la preocupación más grande de las fa- milias hispanas, la economía. En una encuesta hecha por el Instituto Willie Velazquez, 57% de los hispanos encuestados manifestaron que el asunto que más les importaba era “trabajos y economía.” ¿Y dónde caía el asunto migratorio? Debajo de los derechos de la población gay. Sí, a los votantes latinos les importa- ba más si Juan podía casarse con José, que los pro- blemas de inmigración en los Estados Unidos. Pero cuando se habla de inmigración las políticas impor- tan menos que el tono, y los latinos sólo escuchaban un mensaje en la retórica Republicana: el odio. La decisión fue responder con el comercial titula-
do Dos Caras, el cual tenía dos objetivos. El primero era validar la creencia de los latinos que el partido Republi-
cano los había rechazado. El segundo, y el más impor- tante, era hacer ver a McCain como una copia-carbón de Bush, quien había sido culpable de la situación eco- nómica del país y de una guerra interminable en Irak.
Los consultores y los periodistas no eran el target Los comentaristas y consultores norteamericanos, entre ellos el mismo Rush Limbaugh, se enfocaron en la primera mitad del comercial, donde se tocaba el tema de inmigración de manera indirecta y se utiliza- ba el rostro de Limbaugh en la esquina de la pantalla. Lo que nunca entendieron los críticos era que el
nombre de Rush Limbaugh nunca es mencionado, mientras que a George W. Bush se le menciona por nombre y apellido y su cara aparece tres veces más grande que la de Limbaugh y justo al lado del rostro de McCain. No hay razón para creer que los hispanos que mi-
ran televisión en español también escuchan programas ultra-conservadores de radio en inglés. La gran mayoría de la población hispana ni siquiera sabía quien era Lim- baugh… su cara gorda y enojada era simplemente una herramienta más que podíamos utilizar.
No hay razón para creer que los hispanos que miran televisión en español también escuchan programas ultra-conservadores de radio en inglés. La gran mayoría de la población hispana ni siquiera sabía quien era Limbaugh… su cara gorda y enojada era simplemente una herramienta más que podíamos utilizar.
Abril 2011 Campaigns&Elections 25
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