This page contains a Flash digital edition of a book.
Los políticos psicópatas


Los líderes políticos, por su exposición en los medios y por la importancia de la política en la gestión de los temas públicos, son incitadores sociales.


su acción, no pueden comprenderlos.


¿Líderes empáticos? Beethoven recomendaba no romper el silencio si no era para mejorarlo. Muchas veces lo rompemos para anunciar medidas, políticas o acciones que pueden mejorar, no el silencio, sino la vida de los ciudada- nos. Pese a ello, al romper el silencio con un discurso anclado en el yo, nos enfrentamos no ya a un riesgo, sino a la constatación de esa brecha entre quién ha- bla y quién siente. Por ello, es más importante que nunca preguntar- nos si estas épocas difíciles precisan de líderes empáti- cos. Líderes que comprendan lo que sienten la mayoría de los ciudadanos. Sentir, emocionarse… sin prejuicio de las capacidades para gobernar, dirigir y crear. Los líderes políticos, por su exposición en los me- dios y por la importancia de la política en la gestión de los temas públicos, son incitadores sociales. Mo- delos a seguir para muchos ciudadanos, quizás no para imitar sus vidas, pero sí para seguir lo que dicen, lo que piensan. Esta condición de incitar emociones en muchos ciudadanos nos describe también la im- portancia de contar con alguien que pueda encen- der esa chispa en grandes sectores de la sociedad. El candidato o candidata debe tener, además de esa capacidad de gestionar emociones, la empatía sufi ciente para comprender, no sólo a los miembros de su equipo –un presidente de Gobierno que com- prenda a sus ministros siempre pondrá más de su parte para la coordinación de la acción política que uno que no lo haga- sino para con los ciudadanos. Sólo con una gran capacidad de empatía puede apa- recer cercano una persona que vivirá recluida du- rante años en un cubículo de trabajo y seguridad y que hará campaña movido de un lado a otro con una apretada agenda. La empatía debe ser la base del nuevo carisma


del liderazgo emocional. Un carisma basado no en la dureza, la resolución o la fortaleza de quién aspira a gobernar un país, sino en aquella persona que com- prende a los ciudadanos de ese país. El carisma de


personas próximas y sinceras, que no tienen miedo a conversar con la gente –en persona o a través de la Red–, que no tienen miedo a preguntar la opinión y que dejan en sus manos también la creatividad de sus apoyos. Para el líder emocional la mentira no existe ya


que la verdad es su salvaguarda política. Sólo puede establecerse una relación de confi anza con el electo- rado si se acepta esta premisa, con todos los efectos que tienen en varios aspectos comunicativos, como en la comunicación ante una crisis y en la propia asunción de responsabilidades. Precisamos, en defi nitiva, una concepción emo- cional y empática de la política. Necesarios para re- cobrar la confi anza en la política y la participación de la ciudadanía en los asuntos que le incumben. Nece- sitamos entender que nuestros líderes sienten tanto como nosotros. Y nuestros políticos deben entender qué sentimos para dirigirse mejor, de forma más efi - ciente, a la ciudadanía. Estos liderazgos deberán ser la norma en el siglo


XXI. Sólo así podrá superarse la desafección crecien- te que pone en riesgo al propio sistema democráti- co. Sólo así podrá devolverse a la política su auténti- co signifi cado de gestión de los temas públicos, en benefi cio de todos y para asegurar la convivencia. La comunicación política emocional está llamada a suplir las limitaciones de la concepción clásica de las campañas. Alimentar los vínculos emocionales que la propia política crea es la base para la fi delización pero también la base para entablar una relación más responsable. A suplir la relación poco sostenible con políticos psicópatas que ni sienten ni dejan sentir. Ser un político psicópata sale caro a largo plazo.


No tener a la ciudadanía en el centro de la acción y del mensaje acaba saliendo muy caro. No poner- se en la piel del otro acaba siendo una temeridad. Lo saben bien todos aquellos líderes que acabaron viendo como lo que antes fue apoyo, se tornó el más rotundo de los rechazos. Los que no saben sentir, los que no quieren sentir… los que no quieren sentir lo que otros sienten; lo pagan en las urnas.


Marzo 2011 Campaigns&Elections 36


Page 1  |  Page 2  |  Page 3  |  Page 4  |  Page 5  |  Page 6  |  Page 7  |  Page 8  |  Page 9  |  Page 10  |  Page 11  |  Page 12  |  Page 13  |  Page 14  |  Page 15  |  Page 16  |  Page 17  |  Page 18  |  Page 19  |  Page 20  |  Page 21  |  Page 22  |  Page 23  |  Page 24  |  Page 25  |  Page 26  |  Page 27  |  Page 28  |  Page 29  |  Page 30  |  Page 31  |  Page 32  |  Page 33  |  Page 34  |  Page 35  |  Page 36  |  Page 37  |  Page 38  |  Page 39  |  Page 40  |  Page 41  |  Page 42  |  Page 43  |  Page 44  |  Page 45  |  Page 46  |  Page 47  |  Page 48  |  Page 49  |  Page 50  |  Page 51  |  Page 52  |  Page 53  |  Page 54