Jueves 2 de marzo de 2017 Viernes 1 de Abril 2011
/Academia
La política de culpabilizar a los niños y adultos de la obesidad
Dr. Arturo Jiménez Cruz*
lamiento, ansiedad y depresión (3, 4, 5). Estigmatización que se ha obser- vado entre médicos y estudiantes de medicina (6,7).
Hemos observado una alta insatis- facción por la imagen corporal entre las mujeres (8), y que los niños y padres de niños con sobrepeso es- tigmatizan a otros niños (inclusive a sus propios hijos) con exceso de peso (9). También se ha observado actitudes negativas de los maestros y médicos hacía los niños con obesi- dad (4 y 10).
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a industria para perder peso obtiene miles de millones de dólares anuales para conven-
cer a la gente de que nunca estarán lo suficientemente delgados, y algu- nos académicos y políticos de salud refuerzan ese mensaje. Sin embargo, existen evidencias de que las perso- nas que bajan y suben de peso, así como las personas que pierden más del 10% del peso tienen mayor riesgo de mortalidad y no existen eviden- cias de largo plazo que indiquen que la pérdida de peso aumente la espe- ranza de vida (1,2).
Estamos en una época en la que la cultura está obsesionada con el peso, fundamentalmente promovi- da por empresas y gobiernos con evidentes conflictos de interés. Unos desean vender sus productos para reducir de peso y otros transfieren su responsabilidad sanitaria a los individuos. Algunos estudios han
demostrado que las intervencio- nes para bajar de peso, aumentan patológicamente la restricción de alimentos. Cuando se han observa- do resultados positivos a dos años, posteriormente las diferencias entre el grupo control y el de interven- ción han desaparecido o no se han evaluado correctamente los efectos secundarios.
A pesar de esas evidencias, las em- presas con el apoyo de las políticas sanitarias, tratan de convencer a “to- dos” de perder peso”. Utilizan como principal argumento que la voluntad del individuo y de los padres, es el principal factor del exceso, la pérdi- da y el control de peso.
Este enfoque ha estigmatizado a los individuos con exceso de peso y ha producido un rechazo a las personas con exceso de grasa, que, a su vez, contribuye a la baja autoestima, ais-
Lo anterior indica que se tiene una actitud negativa hacía el niño y adul- to con obesidad; lo que contribuye al estereotipo y tiene implicaciones graves sobre la salud, beneficio para la industria y personal que se dedica a bajar de peso y provoca la búsque- da de alternativas de tratamiento de alto riesgo.
En la actualidad se están realizando y validando programas para pre- venir la estigmatización entre pro- fesionales de la salud (11). Además, se debería incluir en las carreras de las ciencias de la salud, asignaturas para prevenir el estereotipo hacia las personas con exceso de grasa; para comprender la multi-factorialidad de la obesidad y el alcance y riesgos del tratamiento. Los gobiernos deberían ser más prudentes en sus mensajes para evitar cualquier anuncio que implique culpabilizar a los niños y adultos de su obesidad.
También son necesarios organismos de la sociedad civil que vigilen y denuncien las actitudes de profe-
sionales, empresas y gobiernos que apliquen programas que pongan en riesgo la salud mental de la pobla- ción.
Referencias 1.
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nez Cruz A, Bacardi Gascon M. Efecto de la perdida de peso sobre la morta- lidad. Revision Sistematica de 2000 a 2009. Nutr Hosp 2010; 25 (5): 718- 724.
2. Lizarrraga Hernández K,
Bacardi Gascón M. Jimenez Cruz A. ¿Perder peso aumenta la esperanza de vida?: Revisión Sistemática. Nutr Hosp 2015;32(5):1919-1925.
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Jiménez-Cruz A, Caste-
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5. Flint W, Hudson J, Lava-
llee D. UK adults’ implicit and explicit attitudes towards obesity: a cross- sectional study. BMC Obesity 2015; (2), 31-39.
6. Phelan SM, Dovidio JF,
Puhl RM, Burgess DJ, Nelson DB, Yeazel MW, Hardeman R, Perry S, van Ryn M. Implicit and explicit weight bias in a national sample of 4,732 me- dical students: the medical student
Consejo Consultivo de Ciencias La peor epidemia del siglo XXI
Gerardo Gamba Ayala
difusion@ccc.gob.mx
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n la reciente sesión de la Aca- demia Nacional de Medicina que se llevó a cabo en conjun-
to con la Secretaría de Salud (febrero 8, 2017) una serie de presentaciones sobre algunos retos y desafíos en salud que enfrenta el país, en los que no podían faltar la diabetes mellitus, los problemas de salud mental y la insuficiencia renal crónica. Me inte- resa resaltar algunos datos y comen- tarios que presenté en esta oportu- nidad en relación con este problema renal que tiene de cabeza al sistema de salud.
La insuficiencia renal crónica se refiere al deterioro progresivo de la función renal y la estadificamos en
varios grados. Cuando alcanza nive- les tan bajos que pone en peligro la vida del enfermo le llamamos termi- nal y se requiere de sustituir en for- ma artificial la función renal, lo que se logra con diversos tipos y modali- dades de diálisis. La sustitución dista mucho de remplazar por completo la función del riñón, pero es suficiente para poder vivir con razonable cali- dad de vida por mucho tiempo. La forma más adecuada de remplazar la función renal se logra con el tras- plante, el cual depende de la dona- ción altruista de órganos, ya sea de un donador vivo relacionado, o bien de donadores que por desgracia se encuentran con muerte cerebral, lo cual ocurre por accidentes o bien
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trastornos principalmente neuroló- gicos. Los familiares de pacientes en estas condiciones que autorizan la donación de los órganos son verda- deros héroes sociales que a pesar de pasar por un momento de profunda tristeza, no dejan de ser compasivos con sus connacionales en necesidad de un órgano. Así como hay muros que llevan los nombres de soldados muertos en las guerras, deberíamos de hacer un muro con los nombres de las personas que murieron al do- nar sus órganos.
El desarrollo de diálisis y trasplantes nos dio la oportunidad de atender a los enfermos que se encuentran en la etapa más terminal de la insufi-
ciencia renal, lo cual ha sido bueno para muchos pacientes a lo largo de los años, pero nos ha distraído de estudiar y entender los factores de riesgo y mecanismos de enfer- medad, así como de innovar formas de detectar tempranamente el daño renal en forma masiva en la pobla- ción, para en esos casos, hacer lo necesario para detener o retardar la progresión del daño renal. La enfermedad isquémica coronaria y diversos tipos de cánceres son ejemplos en donde por muchos años no se tuvo nada que ofrecer a los pacientes con las formas avanzadas de estas enfermedades, por lo que los especialistas en esas áreas han hecho un esfuerzo muy grande en
determinar los factores de riesgo y formas de detección temprana. En consecuencia, por ejemplo, las agresivas campañas anti tabaco y el desarrollo de medicamentos que reducen el colesterol han disminuido la incidencia y/o retardado la edad de aparición del infarto de miocardio y la innovación e implementación de tecnología para la detección tempra- na. Ha hecho que padecimientos que antes se detectaban casi siempre en forma terminal, ahora lo hacemos con más frecuencia cuando todavía pueden curarse, como es el caso del cáncer de mama.
Conocer los factores de riesgo y... (pase a la pág. 39)
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* Universidad Autónoma de Baja California. Facultad de Medicina y Psicología. Tijuana. Publicado como editorial en: JONNPR. 2017;2(4):122- 123: The Policy of Blaming Children and Adults for Obesity.
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