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Las Encuestas de Opinión Pública en la Argentina


ne que las encuestas de intención voto publica-


das en los medios de comunicación infl uyen poco en el electorado. Sus argumentos: 1) los ciudadanos deben enterarse de su publicación en un medio grá- fi co (es baja la penetración de los medios gráfi cos en Latinoamérica), 2) suponiendo que hayan leído la encuesta, deben creerle (las encuestas siempre son atacadas por los políticos que no salen bien en la misma), 3) asumiendo que le crean, que tomen la decisión de modifi car su voto y 4) fi nalmente, si la publicación de un estudio preelectoral modifi cara el resultado de una elección, la historia de las encues- tas sería una catástrofe, ya que nunca acertarían el resultado fi nal; y cabe sostener, que más allá de re- cientes fracasos (Ej: Colombia, Inglaterra), el nivel de acierto de las encuestas es muy bueno. Las encuestas que se publican en los medios


tienen su razón de ser, más allá de lo que acabamos de señalar, en que informan a la gente del posiciona- miento de sus candidatos, y a la vez son una fuente de información muy importante a la hora de hacer saber a la población cuáles son los principales proble- mas de la comunidad y las demandas de la misma.


Para estar alertas a la hora de leer encuestas en


los medios, aquí va un listado de estándares desa- rrollados por el politólogo argentino Carlos Gerva- soni publicados en el diario La Nación el 21 de no- viembre del 2002: a) Fuente: deben descartarse los sondeos sin fuente o de fuentes de escasa credibilidad, prestigio y tra- yectoria en la medición de opinión pública. b) Universo: debe indicarse si se apuntó al total de los votantes, ciudadanos y/o habitantes, o solo a una fracción. c) Diseño muestral: debe quedar claro, entre otros aspectos técnicos, si es probabilístico o no, y si lo es en todas sus etapas. d) Tamaño muestral: debe reportarse el número de casos de la encuesta y la estimación del error mues- tral a él asociado. e) Modalidad de recolección de datos: debe acla- rarse si el sondeo fue telefónico o personal. f) Fechas de campo: deben indicarse con precisión las fechas de inicio y fi nalización de las entrevistas. g) Redacción de las preguntas: debe transcribirse literalmente el texto de las preguntas y de sus alter- nativas de respuesta.


En la Argentina y en la región en gene- ral, la encuesta se ha corrido de su lugar de herramienta estratégica de campa- ña, para ubicar un espacio preponde- rante en los medios de comunicación como una herramienta de difusión del candidato. Esto retroalimenta el debate sobre si las encuestas publicadas modi- fi can o no actitudes a la hora de votar.


En la gran mayoría de los casos de en- cuestas publicados en los medios de comunicación no se cumplen los es- tándares propuestos por Gervasoni.


Al analizar la imagen de los grupos socia- les en la Argentina (Ipsos-Mora y Araujo, 1.200 casos personalizados a nivel nacio- nal, 2010), podemos señalar que la pro- fesión tiene buena imagen, ya que más del 60% de la gente tiene una buena percepción sobre el encuestador.


Conclusiones


La historia de las encuestas electorales en la Argentina comienza formalmen- te con el regreso de la democracia. El antecedente inmediato son los estu- dios de mercado privados.


Los padres fundadores de la disciplina son Julio Aurelio, Edgardo Catterberg y Manuel Mora y Araujo (posición de Vom- maro que suscribo). El perfi l es un mix entre académico y praxis profesional.


Actualmente la disciplina reconoce un grupo de profesionales de excelente ca- lidad técnica, demostrando el desarrollo que ha tenido la disciplina en el país.


Octubre 2010 Campaigns&Elections


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