Nuevos Partidos para Nuevas Realidades
Nuevos Partidos para Nuevas Realidades
Por: Carlos Gómez Ribas
n relación a los partidos políticos existe una máxima no escrita, y es que hay que adaptarse a la sociedad. Los partidos han ido evolucionando a lo largo de la histo- ria y a día de hoy no tenemos los mis-
mos tipos de partidos que teníamos en el siglo XIX. En aquel entonces, los partidos apenas empezaban a ser elementos relevantes de una realidad social y política en profundo cambio. No tenemos tampoco los grandes partidos socialistas de principios del XX que pretendían revolucionar la sociedad y cambiar el mundo. Han ido cambiando de forma importante en su seno, y actualmente tenemos unos partidos en consonancia con la sociedad en la que se insertan. Pero esa evolución interna ha conllevado otra: la ma- nera de enfrentarse no solamente a las elecciones, sino la manera de recabar mayores apoyos sociales. Según el tipo de partido y según la sociedad en que éste se encuadraba eran necesarias unas técnicas electorales u otras para alcanzar el éxito. Es por ello que los partidos han ido adaptándose a la realidad social del momento para configurar su estructura in- terna, y es esta estructura la que posteriormente se proyecta al exterior en busca de votos. La evolución de la sociedad gracias a las técni-
cas de comunicación 2.0, la desafección por parte de ciertos sectores de la sociedad hacia los partidos
políticos, la información continua y la semiprofesio- nalización de los políticos, entre otros factores, han propiciado la aparición de un nuevo tipo de partido político: el partido cooperativo. Un partido delimita- do más allá de sus propias fronteras. Antiguamente un partido se definía fácilmente por su ideología y por quién pertenecía a él y quién no. Ahora esto no es suficiente, y para ver la estructura del partido hay que ir más allá de la tradicional organización parti- dista. Para entender cómo actúan los partidos políti- cos en su relación con los ciudadanos y la sociedad, hay que entender cómo funcionan internamente. Y si se quiere ser competitivos en las futuras contiendas electorales, debemos conocer cuál es su configura- ción para poder adaptar las técnicas de la estrategia electoral a la nueva realidad política. Históricamente se había clasificado a los parti-
dos políticos de cuatro formas diferentes: partidos de cuadros, partidos de masas, partidos atrapaloto- do (catch-all en su denominación inglesa) y partidos cartel. Los primeros, los de cuadros, eran poco más que agrupaciones de personas de cierto renombre social con unos intereses compartidos. No existía una estructura interna jerarquizada y la lealtad al partido en la mayoría de temas no era exigible. Los segundos, los de masas, fueron consecuencia de la extensión del voto a todas las clases sociales. Este
Septiembre 2010 Campaigns&Elections 48
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