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Encuestas


Las Encuestas de Opinión en la Mira


¿Fracasos o Traspiés Inevitables? Por: Manuel Mora y Araujo


Una Herramienta que cumple distintas funciones


as encuestas electorales mutaron de funciones. Inicialmente –al menos en el plano imaginario– constituían una he- rramienta para adquirir conocimientos y entender la realidad social. Casi al mismo


tiempo, fueron definidas como una herramienta es- tratégica. Ambas cosas sucedieron desde que el mé- todo adquirió carta de ciudadanía científica, hacia la década de los 30. Pero con los años el uso estratégico de las encuestas se difundió mucho, invadiendo la política y la actividad de las empresas. Posteriormen- te apareció la función mediática, bastante estrecha- mente asociada a la capacidad predictiva de las en- cuestas –¿acaso hay algo que interese más al público general que la idea de anticipar el futuro? –. En esa función predictiva la difusión de encuestas adquirió fuertes tintes publicitarios; se fue instalando la idea (poco fundada) de que la publicación de tendencias y pronósticos electorales ayuda a ganar elecciones, influye en las decisiones de los votantes. Ese conjunto de funciones de las encuestas de- fine en nuestros días las distintas perspectivas des- de la cuales es posible analizarlas y juzgarlas. Todos temas de debates y controversias. No siempre están claros, para quienes toman partes en esos debates, los principios lógicos y metodológicos de cada una de esas distintas operaciones relacionadas con la práctica de las encuestas de opinión. Las encuestas como herramientas de investi-


gación eventualmente son objeto de discusión por parte de intelectuales y académicos que no se sien- ten cómodos con la lógica de la inferencia estadística (o que no la entienden). Esa es una discusión episte- mológica; sólo interesa en los ámbitos académicos. Lo cierto es que gran parte de la investigación social en los últimos sesenta años está basada en el méto- do de la encuesta por muestreo y que ese método funciona aceptablemente desde que se establecie- ron sus dos pilares científicos: la teoría estadística del


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muestreo de poblaciones y la teoría de la medición de actitudes (actitudes: esas cosas intangibles que suponemos residen establemente en la mente de los comunes mortales y orientan sus pensamientos, sus preferencias y sus decisiones). El uso estratégico de las encuestas da lugar a


debates que trascienden las fronteras académicas. La mayoría de quienes necesitan servirse de ellas lo hacen sin preguntarse demasiado por los funda- mentos. Quienes discuten generalmente provienen del paradigma de las posturas críticas en la ciencia social, ven operaciones y manipulación en todas par- tes y proclaman que el mundo sería mejor sin estra- tegias para intervenir planificadamente en los proce- sos de la opinión pública. El principio que torna a la investigación por encuestas estratégicamente útil es simple: si uno quiere que ocurra algo que no se es- pera que ocurriría sin alguna intervención, es preciso planificar la intervención; las encuestas ayudan mu- cho, más que otros recursos, al propósito de elaborar intervenciones comunicacionales, campañas. Si uno quiere que un candidato obtenga más votos de los que presumiblemente obtendría si no se hace nada, entonces hay que hacer algo para que capte votos que están en otro lugar; las encuestas ayudan a iden- tificar esos votos que hay que conquistar y ayuda a establecer qué mensaje es conducente a ese propó- sito. Está claro, entonces, que para que una encuesta sea útil estratégicamente no es necesario que diga lo que va a ocurrir sino lo que hay que hacer para que algo que no ocurriría termine ocurriendo.


Difusión masiva y pronósticos electorales El uso público de las encuestas, y especialmente el uso predictivo, se basan en principios diametralmente distintos, opuestos a los anteriores. Se trata de antici- par lo que va a suceder, no de que suceda algo que no sucedería sin una intervención comunicacional. En un sentido, la estrategia es una lucha contra el pronósti- co, y el pronóstico una lucha contra la estrategia. ¿Cuál es el fundamento de un juicio predictivo basado en encuestas? Mi propia respuesta a esta pregunta es muy escéptica. La encuesta está conce- bida para decir algo acerca de lo que está pasando; la encuesta estratégica, para decir algo acerca de lo que está pasando en la mente de los votantes, algo que podría ser susceptible a la influencia de mensa-


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