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FISIOLOGÍA Y ENFERMEDADES
El ladrido excesivo,
¿qué se puede hacer?
Los ladridos forman parte del repertorio habitual de los perros. Sin embargo, en ocasiones puede ser una fuente de conflicto que debe tratarse para favorecer la convivencia en el núcleo familiar.
Cristina Castillo y Rosalía Domínguez
Departamento de Patología Animal, Facultad de Veterinaria de Lugo,
Universidad de Santiago de Compostela
Al igual que los humanos, los perros utilizan varios medios de expresión para comunicarse. Los principales canales son el olfativo, el visual y el vocal. Respecto a este son varios los soni- dos dedicados a expresar estados emociona- les. Desde cachorros emiten ruidos para pedir ayuda a la madre o para conseguir comida, de mayores, este tipo de comunicación se va per- diendo, sólo los sabuesos tienen un variado repertorio de voces que permiten a los caza- dores seguir sus pasos. De todas las formas de comunicación, el ladrido es la más sonora y también la más comprensible a escala humana. Además del ladrido, los perros también inten- tan comunicarse a través de gruñidos, gemidos o aullidos. De todas estas posibilidades, el ladrido es el que más conflicto genera ya que puede llegar a ser una fuente de contaminación acústica, aca- rreando un problema que causa malestar en la familia y que puede derivar en denuncias de los vecinos y dar lugar al abandono o la eutanasia del animal. Un problema de ladrido excesivo es con fre- cuencia difícil de corregir por ser una conducta con un componente instintivo muy elevado, y porque en muchas ocasiones se autorrefuerza. Por ello es imprescindible que a la hora de abordar este trastorno, haya una buena colabo- ración entre el veterinario-etólogo, los propieta- rios y los adiestradores. Antes de abordar las posibles soluciones apor- tadas por los diferentes estudios, adentrémonos en saber qué utilidad tiene el ladrido.
ateuves l Nº49
Características y función del ladrido Existen numerosos estudios que señalan que el tipo de ladrido está relacionado con el contexto y que aporta información valiosa acerca del estado emocional del animal. Bien es cierto que hay algunas razas más propensas a los ladridos que otras. Las más ladradoras son los perros de jauría (beagles, bassets, bloodhounds, etc.) y los terriers. Entre las más silenciosas se encuen- tran las razas más primitivas (las más cercanas al lobo) como el Husky Siberiano, el Alaskan Malamute, el Akita o el Chow Chow. La función del ladrido ha sido analizada en varios contextos y se asocia a situaciones de: • Demanda de atención o solicitud de comida. • Conducta territorial defensiva y de agresivi- dad protectora.
• Conflicto, miedo o ansiedad. • Aislamiento o separación. • Caza. • Pastoreo. • Juego e interacciones sociales. • Conducta de cooperación del grupo. • Disfunción cognitiva (demencia senil). • Ladrido condicionado.
Hay quien también clasifica los diferentes tipos de ladrido, dándoles una interpretación: • Territorial: es un ladrido fuerte y repetitivo, que se irá volviendo más grave a medida que el intruso se acerque.
• Aviso: es un ladrido grave y espaciado que sirve para llamar la atención sobre un posible peligro.
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