reptiles
Tienen complejos sistemas de aparea-
miento. La presencia de varios machos estimula la competencia y las cópulas. La visión facilita la aproximación de los individuos, pero es el olfato el sentido que utilizan para identificarse. Los ma- chos detectan las pistas trazadas por las hembras al rozar su tegumento por el sustrato, pero sólo en época en que és- tas son sexualmente activas. Los machos poseen dos hemipenes;
uno de ellos queda anclado en el interior de la hembra gracias a unas espinas que- ratinizadas que posee en su superficie en una cópula que puede durar horas. Aunque existen especies ovíparas y
vivíparas, la mayoría de ellas pone hue- vos. También hay hembras ovovivíparas. Existe una correlación positiva entre
la longitud del cuerpo de la madre y el número de huevos que puede llegar a poner. Al igual que los saurios, poseen un diente que les permitirá romper la cáscara para salir al exterior y que pos- teriormente perderán.
En los ofidios, aunque la visión facilita la aproximación de los dos sexos, el olfato es el sentido que utilizan para identificarse.
Quelonios
En la mayoría de las tortugas terrestres,
el macho monta a la hembra por detrás y por arriba, e inserta el pene en su cloaca. En las especies acuáticas, la cópula tiene lugar bajo el agua. El cortejo del macho incluye generalmente la emisión de unos sonidos característicos y gestos agresivos como morder la cabeza y las extremida- des de las hembras. Este comportamien- to previo se cree que es necesario para hacer que las hembras sean sumisas ante la cópula. Esta actitud, junto con las fe- romonas y el propio acto de la cópula, inducen la ovulación. Las hembras de la mayoría de los que-
lonios tienen ciclos reproductivos anua- les, pero algunas especies procrean sólo cada tres o cuatro años. Las tortugas de climas templados suelen tener estacio- nes de cría, mientras que las que viven en climas tropicales pueden criar todo el año. La fisiología reproductiva está influi-
da por numerosos factores ambientales como las lluvias, la humedad, la dispo- nibilidad de comida, la presencia de ma- chos adecuados y el fotoperiodo. La determinación del sexo depende
de la temperatura: por lo general, se ha comprobado que las temperaturas más elevadas producen hembras y las más bajas machos. Todos los quelonios son ovíparos; la
cáscara del huevo no sólo protege al em- brión sino que el 80% de ella se destina a la formación del caparazón. Las crías poseen una carúncula (engrosamiento de la epidermis) que les permite romper la cáscara para salir al exterior.
Bibliografía disponible en
www.especies.
grupoasis.com/bibliografias/reproduccion reptiles134.doc
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Las hembras de la mayoría de los quelonios tienen ciclos reproductivos anuales, pero algunas especies procrean sólo cada tres o cuatro años.
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