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aves
Agapornis pullarius
El también llamado inseparable carirrojo o inseparable pularia sigue siendo una especie mítica por las dificultades de su mantenimiento y cría.
Numerosos especialistas han ambicio-
nado mantener al Agapornis pullaria en sus colecciones y poder reproducirlo en cautividad. En los años 70 se sabía de criadores
RAFAEL ZAMORA PADRÓN
BIÓLOGO ESPECIALIZADO EN ZOOLOGÍA
LORO PARQUE FUNDACIÓN WWW.LOROPARQUE FUNDACION.ORG
Imágenes cedidas por el autor
de Bélgica con muy buenos resultados de cría en sistema de colonia. Pero aun- que su adquisición era mucho más sen- cilla que en el siglo XXI, los fracasos de los aficionados en el resto de Europa seguían siendo continuos. Sólo algunos éxitos esporádicos de algún criador o los fortuitos de grandes núcleos zoológicos, daban noticias de ejemplares nacidos en cautividad. En este artículo haremos un repaso de los datos que conocemos so- bre esta especie.
Su hábitat está situado entre los 1.500 y 2.000 metros, y esta diferencia de presión atmosférica explicaría la gran cantidad de bajas cuando eran importados a Europa.
Distribución
y subespecies
La bibliografía habla de dos subespecies que difie- ren escasamente en aspecto. Agapornis pullaria pu- llaria, cuya distribución se extiende por Guinea, Sierra Leona, Sudán, Sur del Zaire y Angola;
y A. pullaria Uganda,
que está localizado en Uganda, Etiopía, Ruanda, este del Zai- re, Kenia y Tanzania.
La diferencia bio- métrica entre ambas subespecies es real- mente escasa: apenas dos centímetros en las alas y unos milímetros en cola y tarso.
La diferencia cromática es incluso más sutil, puesto que depende únicamente del color de la rabadilla, que es más clara en A. pullarius ugandae. Algo muy frecuente en poblaciones de una misma especie separadas geográfica- mente donde las condiciones del entorno son
distintas.
Cortejo.
prefiere estar cerca de un curso fluvial donde, por lo general, la vegetación es más profusa y predomina un ambiente arbóreo. Es lógico que las observaciones de
campo sean de grupos y en amplias ex- tensiones de cultivo, puesto que es cuan- do los juveniles y adultos se unen para conseguir alimento fuera del periodo de cría. Momento en el que se pueden ver bandadas de hasta 20 individuos. En la época de reproducción las parejas se aís- lan y son más difíciles de detectar. Su alimentación principal está cons-
tituida por semillas de gramíneas en todos sus grados de maduración. La temporada de cría coincide siempre con el periodo de lluvias, que es cuando la sabana produce semillas en cantidad
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Lo que dice la bibliografía
Han sido muchas las especulaciones
sobre la biología de Agapornis pullarius ya que la escasa bibliografía existente arrojaba pocos datos fidedignos que so- lucionaran la clave para su reproducción en un medio cautivo. “Crían en termiteros”, comentaban
muchos. “Necesitan excavar para poner su primer huevo”; “la temperatura debe ser muy alta para que entren en celo”; “necesitan comer termitas o huevos de hormiga en su época de cría”. Toda una nebulosa de datos que no describía un protocolo que permitiera reprodu- cir Agapornis pullarius como si fuesen
Agapornis roseicollis.
Pájaros como Agapornis taranta o
Agapornis cana, ya habían presentado sus dificultades en la avicultura, pero de una forma más o menos elaborada se habían logrado establecer unas pautas de manejo que permitieron llegar hasta nuestros días descendientes de muchas generaciones nacidas en jaula.
A. pullarius, sin embar-
go, necesita más paciencia y atención por parte de los criadores. Se trata de un pá- jaro bastante longevo para su envergadura y la escasa oportu- nidad de reproducción que ofrece cada temporada debe ser bien aprovechada.
Clima y condiciones en la naturaleza
Es importante para el criador conocer
dónde habita una especie para ofrecer al ave unas condiciones lo más similares a las de su hábitat natural. Así, también ob- tenemos información sobre la dieta que se debe utilizar y podemos desarrollar sistemas a partir del puro sentido común. En este caso nos encontramos con
un pájaro que prefiere las praderas y las zonas abiertas de sabana frente a los bosques tupidos. No obstante, esto no quiere decir que no usen los árboles para nada. Todo lo contrario, puesto que en la estación reproductiva A. pullarius
y variedad. Las espigas del sorgo son parte de su alimentación, pero también aprovechan otros cultivos de semillas no nativas. En temporada, consumen algún fruto de cactáceas o los del género Ficus al que pertenecen las higueras. La etapa de emparejamientos varía un
poco según la localización de los indivi- duos; así, en el Congo y Nigeria suele ser entre mayo y octubre, mientras que en Uganda y Tanzania el periodo suele ser muy breve en el mes de julio, en ambos casos coincide con el periodo posterior a las lluvias. Esto explicaría por qué es- tos agapornis en Europa suelen criar una vez, bien entrado nuestro verano, lo que es típico de las aves ecuatoriales o de las que pertenecen al hemisferio austral. Otro detalle interesante es que son lo-
ros que no se ven en zonas costeras o a nivel del mar. Su hábitat está situado entre los 1.500 y 2.000 metros en la zona
Si queremos tenerlos
sanos y activos
necesitamos espacio para que se ejerciten en el vuelo.
de Uganda. Ésta puede ser una de las explicaciones de la gran cantidad de ba- jas de estos pájaros cuando eran impor- tados a Europa debido a la diferencia de presión atmosférica. Por supuesto, esto se suma a las diferencias de humedad, temperatura y dieta, amén de las crudas condiciones que deben soportar hasta su llegada.
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