terminar graves reducciones de las travesías de los puntos de migración tradicionales. Ello, a su vez, puede causar el bloqueo directo o la detención de los cetáceos migratorios, si se abren a la navegación y el transporte marítimo normal zonas como los archipiélagos o en el alto Ártico canadiense, donde el agua es poco profunda en el estrecho entre muchas islas importantes.
Esta situación, en particular, puede plantear un grave riesgo para las belugas (Delphinapterus leucas) que, a diferencia de las ballenas de cabeza arqueada (Balaena mysticetus), parecen ser muy sensibles al ruido antropogénico, incluso a los helicópte- ros o aviones que vuelan sobre sus cabezas; hasta un 38 % de las belugas respondió a los aviones que volaban sobre sus cabe- zas, incluso a varios centenares de metros de distancia y altitud y con duración muy breve (Patenaude et al., 2002). Como los efectos de los sonidos y el tiempo de exposición a los sobre- vuelos son muy inferiores a los del transporte marítimo, este último suscita particular preocupación para las belugas que vi- ven en un ambiente normal muy virgen y exclusivamente en el alto Ártico, una área de distribución que posiblemente se está reduciendo con el cambio climático. Es por tanto indispensable proteger su oportunidad de migrar entre sitios con diferentes características y alimentos para esta especie (Fig. 16).
Migran a través del Ártico, en el norte del Canadá y Groenlan- dia, en particular, alimentándose en las bahías del extremo sur de la isla de Baffin, el Ártico canadiense nordoriental, la bahía de Hudson y en la costa occidental de Groenlandia. Hay varias poblaciones separadas de belugas (UICN, 2011), de un número estimado de 20.000–30.000 ballenas alrededor de la isla de Baffin, donde las aguas costeras proporcionan un hábitat de importancia decisiva para las ballenas y un centro entre las zo-
nas oriental y occidental del área de distribución de la beluga desde Alaska a Groenlandia.
En los estudios realizados se ha observado la alta sensibilidad de las belugas al transporte marítimo (Caron y el sargento, 1988). Varios investigadores estudiaron durante un decenio los despla- zamientos de las belugas por la desembocadura del río Saguenay (Caron y Sergeant, 1988). En ese período se registró una dismi- nución de más del 60 % de la tasa de paso de belugas, es decir, una reducción de 3,9 belugas/hora a 1,3 belugas/hora en los últi- mos años (Caron y el sargento, 1988) durante un período relati- vamente corto, entre 1982 y 1986, que coincidió con el aumento de actividades de embarcaciones de recreo en la zona. Se observó también que el rompehielos MV Arctic producía ruidos de fre- cuencia más elevada que las embarcaciones comparables. Al pa- recer, las belugas pueden detectar la presencia de embarcaciones a una distancia de hasta 25 a 30 km (Cosens y Dueck, 1993). Esto puede explicar por qué las belugas que pasan por el estrecho de Lancaster parecen reaccionar a los buques a mayores distancias que otras poblaciones de ballenas del Ártico. Las belugas han sido desplazadas a lo largo de los bordes de hielo a una distancia de hasta 80 kilómetros (Finley et al., 1990).
Actualmente se ha propuesto la explotación de una gran mina de hierro por parte del Baffinland Iron Mines Corporation en la isla de Baffin, con posibles graves repercusiones sobre la fauna silvestre en la isla, tales como actividades de desarrollo de toda la zona de partos de los caribúes, así como el establecimiento de dos grandes puertos. Se tiene previsto construir también un ferrocarril de 149 kilómetros, 100 kilómetros de carreteras y 83 canteras (con una producción de unos 29.500.000 toneladas), lo que conllevará un tráfico estimado de 110 camiones por día du- rante la fase de realización (Baffinland, 2011). De los dos puertos previstos para el transporte y la construcción – el Puerto de Milne y el Puerto de Steens – transitarán 23 buques de carga (165.000– 206.000 toneladas) durante los primeros años de construcción, para pasar a un tráfico más permanente de seis buques de carga operativos (46.000–60.000 toneladas), además de tres a seis buques cisterna de cada puerto (Baffinland, 2011).
La posible realización de este proyecto en el alto Ártico canadien- se no sólo producirá posiblemente grandes efectos terrestres, sino que pondrá también en grave peligro la migración de las belugas entre Groenlandia y el Ártico canadiense y posiblemente de partes importantes de su área de distribución de invierno.
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