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o de tiendas de todo tipo, en desde ropa de vanguardia tesanales, pasando por loca- tio, podían degustarse comi- argentinas y luego comprar temporada para llevarlos a de vino ecológico sin sulfitos.


pudiera reunir la gente con otras ideas. Madrid era un desierto. Había seis garitos, dos revistas y cuatro programas de radio. La Vía les vino de perlas como punto de encuentro”. Su ubicación estratégica, entre los barrios de Chueca y Arguelles, hizo que pronto adquiriera cierta relevancia y comenzaran a aparecer locales similares que comenzaron a atraer a la vanguardia existente. Los primeros grupos musicales que surgieron en esta época tenían un de-


nominador común: sus maquetas. Entonces no existían los sellos independientes y era muy difícil grabar un disco, por lo que programas como “Disco Grande”, de Radio Popular y “Onda 2” de Radio España, entre otros, hicieron llegar dichos sonidos al gran público, lo que contribuyó enormemente a su difusión. Una de las mayores aportaciones de la Movida Madrileña fue la aparición


de los bares de música en directo, prácticamente inexistentes hasta entonces o limitados a estilos de música más minoritarios como el Jazz. En ellos, los nuevos grupos fueron dándose a conocer, unos con más éxito que otros,


llegando a crear


iconos como “El Pentagrama”, el bar de copas por excelencia de la Movida, cuyo nombre aparece en la canción emblema de la época: “La chica de ayer” de Nacha Pop. Su líder, Antonio Vega, fue elevado a los altares tras su muerte y tiene incluso una plazuela con su nombre en las inmediaciones del local. Además de los bares de Malasaña, otros locales fueron surgiendo en otros puntos de la ciudad como lugares de reunión de los artistas y seguidores de la Movida Madrileña. El más conocido fue la mítica sala Rock-Ola o la Sala Carolina, en la que dio sus primeros conciertos Radio Futura. El momento cumbre de la Movida fue el 23 de Mayo de 1981, cuando los alumnos de la Escuela de Arquitectura de Madrid organizaron el “Concierto de Primavera”, un multitudinario festival de ocho horas de duración, en el que se die- ron cita más de 15000 personas para escuchar a Los Secretos, Nacha Pop, Alaska y los Pegamoides y varios grupos más que representaban lo más granado de la música de esa época.


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Luz y Tinta


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