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EDITORIAL


MI PROPÓSITO PARA 2014: APRENDER A EMPRENDER


Jorge Salinas Presidente de Atesora


¿Cómo me voy a ganar la vida? ¿Dónde voy a trabajar? ¿Qué quiero hacer? Estas y otras preguntas son las que se hacen las nuevas generaciones mientras se despereza el año nuevo. Y no hablo de las nuevas generaciones tan sólo en referencia a los jóvenes, sino también a aquellas personas, en edad más madura, que por las circunstancias y avatares de la economía mundial se encuentran inmersos en un cambio de ciclo que afecta a las políticas empresariales y a las formas de contratación. En unos cuantos años hemos pasado de buscar un trabajo para toda la vida a conformarnos con encontrar cualquier trabajo.


La clave que garantizará una carrera profesional sostenible es “aprender a emprender”. El origen latino de emprender es imprendere, cuyo significado conecta con acometer, no en el sentido solamente de un verbo de acción, sino también como el proceso de enfrentarse a la incer- tidumbre. Las compañías que contratan, cada vez ponen más foco en las actitudes y habilidades de emprendedor que tienen los candidatos. El emprendedor se da dentro y fuera de las grandes corporaciones. No cometáis el error de pensar que un emprendedor es tan sólo aquel que se hace autónomo o crea una pequeña sociedad para poner en marcha un proyecto por su cuenta. El que es emprendedor lo es, o puede serlo, al servicio de una gran firma.


Diez, más una, son las competencias a tener en cuenta si quiero valorar mi capacidad emprende- dora: Mi autoestima, mi capacidad de autocrítica, la habilidad para concentrarme y poner foco en algo, la creatividad, la disciplina, mi flexibilidad, mi proactividad, la gestión del riesgo, del estrés y de las acciones dentro del tiempo que tengo. Todas ellas miran desde abajo la más trascendental: La pasión.


Alguien sin pasión podrá dedicar esfuerzo al desempeño de cualquier trabajo o al el desarrollo de un proyecto. Podrá, incluso, conseguir buenos resultados, pero estos nunca serán excelentes si no siento por dentro esa pasión que me anima a dejar lo mejor de mi mismo en lo que estoy haciendo. Cuando siento esto no hay horarios y no hay obstáculos. Los obstáculos se convierten tan sólo en esas cosas espantosas que veo cuando aparto los ojos de mi meta.


Se acabó la época del personaje “sí señor”, ese que tenía garantizado permanecer en una em- presa si se aseguraba ser obediente con lo que sus jefes le pedían. Se acabó la época en la que aquellos que trabajaban duro y le echaban muchas horas a lo que hacían, tenían garantizados los resultados. Es la época en la que la pasión con la que hago las cosas se convierte en el elemento base sobre el que se sustentan las probabilidades de éxito. Todo es una cuestión de actitud.


No pienses en cómo te vas a ganar la vida o en dónde vas a trabajar. Te animo a pensar en qué te apasiona y qué va a hacer que cada mañana pegues un salto de la cama para irte a trabajar. No pienses en qué quieres hacer en el futuro, piensa en quién quieres ser en el futuro. Qué va a decir de ti lo que hagas y cómo vas a trascender entre las nuevas generaciones.


Piensa en tener éxito y no confíes en la suerte. El éxito es lo que se consigue con el trocito de suerte que nos toca. Te deseo sólo lo suficiente para ser feliz en 2014.


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