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En la doble página anterior, El Gran Templo desde el barco. Bajo estas líneas, el MS Eugenie, el barco en el que navegaríamos por la presa de Asuán. Lago Nasser.


A la derecha, el proceso de la elaboración del papiro, del tallo de la planta del mismo nombre. Los papiros fueron utilizados por la civilización egipcia 3.000 años antes de J.C


nichos/cama/sillón de piel con pan- talla plana individual, que sirvió para que algunos pasaran la noche jugan- do al ajedrez. Yo comencé una pelícu- la que nunca vi terminar, caí rendido, nos pesaba aún el viaje de Asturias a Barcelona, así que no hizo más que despegar el avión me quedé dormido,


cuentros con los restos de la antigua civilización egipcia.


Abu Simbel. En este lugar de nubia se encuen-


tran dos templos excavados en la montaña que en la década de los 60,


el Ramesseum, su templo mortuorio. Este faraón destacó también por su entorno doméstico. Se sabe por tex- tos de la época que tuvo ocho espo- sas principales, entre las que se en- cuentran dos de sus hijas y una de sus hermanas, además de un numeroso harén. Pero de todas sus mujeres, la


hasta la voz suave de Marta me dijo al oído: “Despierta, estamos llegando a El Cairo.” Aprovechamos unos días para visitar esta ciudad, pero eso será tema para otro capitulo, pues la ver- dadera aventura comenzaba después de vuelo de El Cairo a Abu Simbel. Nos


esperaba una travesía por


todo ese lago interior que representa la gran presa de Asuán. Ya desde el avión pudimos maravillarnos al con- templar los templos excavados en las montañas. Una vez en Abu Simbel nos acomodamos en el barco con el que haríamos la travesía por el lago. Fue dejar nuestros equipajes y salir pitando a descubrir los primeros en-


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fueron trasladados para salvarlos de las aguas de la presa de Asuán. Una vez ante el templo grande, fue verda- deramente impresionante vernos ante esas dos parejas de colosos que repre- sentan al faraón y flanquean la entra- da. Qué pequeño se siente uno ante tan grande fastuosidad. El templo pequeño, situado a la derecha´está dedicado a Hathor y a Nefertari. Con la grandiosidad de la construcción de estos monumentos el faraón dejó pa- tente su dominio sobre Nubia. Es evidente que la actividad cons-


tructiva fue muy importante durante el reinado del faraón Ramsés II, pues no solo erigió grandes templos como el de Abu Simbel, también levantó


favorita fue la primera, Nefertari. Del mismo modo, los mismos documentos le atribuyen más de un centenar de hijos. La fama de Ramsés II continúa viva en la actualidad. Sus obras aún despiertan admiración y sus restos, pavor. En estos viajes te enteras de cosas tan curiosas como que en una ocasión su momia levantó un bra- zo ante una multitud de visitantes cuando estaba expuesta en una sala del Museo Egipcio de El Cairo. Los científicos atribuyeron las causas de lo ocurrido a una contracción de los músculos secos producido por el ca- lor. Hoy, Ramsés II descansa en una cámara acondicionada donde se con- servan momias reales.


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