ESPECIAL SEMANA SANTA
Con olor a cera y primavera
Acabamos de dejar atrás la Semana Santa, una celebración anual que se ha insertado en nuestras costumbres como un rito ancestral del que parece hemos perdido el origen y, como en los mitos de eterno retorno, llega cada año a recordarnos la primavera con efluvios religiosos muchas veces olvidados o distan- tes. Y así, la Semana Santa se convierte en una miscelánea de dolor y gozo, penitencia y redención, duelo y fiesta, paseo y viacrucis, remembranza de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, junto con un fértil período de vacaciones. Religión, arte, tradición y fe conviven con descanso, relax, viajes y encuentros familia- res en los que la gastronomía tiene su especial protagonismo.
La Semana Santa, actualmente, tiene mucho de espectáculo y de socialización. Inspirada por el sen- timiento religioso producido por la crucifixión de Jesús de Nazaret, ha ido derivando hacia formas que combinan el culto con determinadas manifestaciones folclóricas, entre las que sobresalen las procesiones, que se dan en todo el ámbito de la cris- tiandad, aunque en algunos lugares,
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como en nuestra Andalucía, tienen una especial raigambre. El quejido del penitente, la marcha acompasada de los pasos arrastrados por sufridos costaleros, la música de bandas mili- tares, cornetas y tambores, el silencio de algunos momentos se compagi- nan con cierto olor a incienso que lo inunda todo ocasionando un difícil equilibrio entre lo sacro y lo profano, entre quienes participan de la religio-
Foto: EUGENIO
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