no se pierda nunca un clima latente de suficiente cohesión y armonía de lo diverso. La convivencia de los con- trarios, que no siempre es fácil ni del todo agradable o, como decíamos antes de otra manera, una tierra de contrastes y esplendores. Una vez en Irati en el área de in- terpretación de la Selva, una guarda forestal nos orienta sobre las rutas más interesantes, pues son muchas las posibilidades para disfrutar de este entono natural, y durante todo el año y para todas las edades, y también para los más audaces si se prefieren ascensiones para las que se necesita cierto esfuerzo. Una vez recibidos sus consejos y sugerencias nos pregunta de parte de España venimos, le decimos como es natu- ral…de Asturias. Sonríe y nos dice, -y que esperáis encontrar aquí que no tengáis en Asturias- Pues muchas cosas, la diversidad del paisaje, los
bosque son todos iguales pero a la vez totalmente diferentes, aquí se mezclan los pinos con las hayas y los robles por ejemplo, luego está el co- nocer su gente, sus costumbres, su gastronomía, al igual que los bosque somos todos tan iguales pero a la vez tan diferentes. Estoy totalmente de acuerdo nos dijo, mientras se despi- dió de nosotros con un “Bienvenidos a Navarra”. Ocho días después de regresar
de Navarra pasamos un fin de sema- na con nuestros amigos, los de toda la vida, en los limites de Asturias y León, en los hayedos de Soto de Sa- jambre, y al igual que en Navarra el caminante se siente desbordado por la naturaleza, atravesando las sen- das con veneración, esto sucedía en otoño para disfrutar de la caída de las hojas de los árboles y contemplar esa maravillosa paleta de colores, ama- rillos, rojos, ocres y verdes, pero de
igual manera ocurre si hacemos es- tas mismas rutas pisando las nieves del invierno o contemplado los arbo- les en flor al llegar la primavera. Asturias hace muchos años que
acuñó para si la frase de “Asturias paraíso natural” su tierra, sus mon- tañas, sus verdes valles, frondosos bosques, ríos y sus doscientas playas mirando al mar Cantábrico, dan bue- na fe de ello, pero España está llena también de pequeños y grandes pa- raísos naturales.
No lo he dicho, pero no era la pri-
mera vez que visitábamos La Selva de Irati, anteriormente la habíamos visitado entrando por Roncesvalles, así que en esta ocasión nos saltamos algunos de los pueblos y lugares ya conocidos y nos quedó tiempo para entrar en otro valle que limita con Irati, el valle de Belagua, y el valle del Roncal en el término de Isaba; Bela- gua es otro paraíso natural de los que
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