Figura 8: Principales rutas de contrabando a y desde Nepal (PNUMA, 2010b).
gal y disminuyeron de un número estimado de más de un mi- llón a menos de 75.000 (Schaller, 1998;. Bolger et al., 2008), aumentó sucesivamente entre 75.000–100.000 debido a la in- tensa lucha contra la caza ilegal emprendida por las autoridades chinas y al imponente establecimiento de numerosas grandes reservas. Los cazadores ilegales hicieron contrabando de gran parte de la lana, a otras partes de Asia central o, en los últimos años, también directamente a Nepal, y después a compradores del resto de Asia, recabando entre 1.000–10.000 USD por un chal shahtoosh, por lo general alrededor de 2.000–5.000 USD. Hay que matar a los antílopes para obtener la lana. No obstante, la caza ilegal continúa (Bleisch et al., 2009).
Se han observado reducciones extremas debido a la sobreexplota- ción en montaña, así como en los ungulados de la estepa y el desier- to a través de Asia central, China y la Federación de Rusia (Lhagva- suren y Milner Gulland, 1997; Wang et al., 1997;. Milner-Gulland et al., 2001; Milner-Gulland et al., 2003;. Bolger et al., 2008).
La distribución geográfica de la gacela de Mongolia (Procapra gut- turosa) en Mongolia Interior, en China se redujo en un 75 % como resultado de la caza excesiva, y la población se redujo de alrededor de 2 millones en el decenio de 1950 a aproximadamente 1 millón
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hoy día (Bolger et al., 2008; IUCN, 2011), si bien existe alguna in- certidumbre y desacuerdo en cuanto a las estimaciones. También los rinocerontes, los elefantes y los tigres son objeto de intensa caza ilegal en Asia, obteniendo hasta 75.000 USD por un cuerno de rinoceronte de 1–2 kg en el mercado negro (PNUMA, 2010b). Las principales rutas de contrabando van a China, Taiwan y Corea, pero también a Japón. Nepal fue una importante ruta de tránsito durante la guerra civil, donde se mataron muchos rinocerontes, por ejemplo, el Parque Nacional de Bardia (PNUMA, 2010b).
Se ha establecido un consorcio entre la INTERPOL, el Banco Mundial, la CITES (Convención sobre el comercio internacio- nal de especies amenazadas de fauna y flora silvestres), la OMA (Organización Mundial de Aduanas), y la ONUDD (Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito) para ayudar a seguir combatiendo los delitos contra la fauna silvestre. Sin embargo, se han facilitado pocos recursos, por lo que es abso- lutamente necesario recabar recursos financieros sustanciales para hacer frente a la magnitud y la naturaleza organizada del comercio y la caza ilegales de fauna silvestre. La CMS y la CI- TES colaboran estrechamente en la labor de conservación de especies migratorias, tales como el antílope Saiga y los elefan- tes, cuyos productos se comercializan a escala internacional.
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