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Antípodas


O cómo de una foto hecha a la carrera, y casi “perdida”, se pue- de conseguir una foto para destacar.


La playa de las Bodegas o de Ro-


que Bodegas (la llaman de las dos maneras) es uno de los paraísos natu- rales que disfrutamos los que vivimos —o algunos turistas muy especiales y bien relacionados— en Tenerife. Es uno de esos sitios a los que cuesta llegar, con carreteras de muchas cur- vas y tremendas subidas y bajadas dignas de los mejores ciclistas. Resu- miendo, me gusta mucho ir a ese mar del norte con esos paisajes tan duros


y a la vez tan cautivadores. El caso es que nos habíamos mon- tado un día de playa con mi compa- ñera, mi hija, su amigo o boyfriend, como dicen los ingleses, mi hijo “de repuesto” (hijo real de mi amiga mol- deadora Cris), y ella misma. Entre baños y juegos con las olas


(un buen susto se llevó el trío de ado- lescentes, con ese mar del norte). Pues me decidí a hacer algunas fotos para pasar el rato.


18 Tras unas tomas bien medidas,


con la luz de la tarde, de esas que te recreas para que todo esté en su si- tio, vi aparecer al trío adolescente en cuestión haciendo de las suyas y corrí a por la cámara. Solo pude disparar dos veces antes de que se perdieran de mi vista. Una de las fotos salió “perfecta”, es decir, bien encuadra- da, reflejos perfectos, todo en su si- tio, etc, etc.(Foto 1).


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