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competencias en beneficio de su mentee.


El mentor se relaciona con el mentee poniendo a su dispo- sición todo lo anterior para ayudarle a que aumente su consciencia sobre lo que hace y la analice, formule conclusiones, decisiones y, finalmente, diseñe y ejecute acciones diferentes para que, de esa manera, consi- ga mejores resultados. El men- tor inspira y reta a su mentee para sacarle fuera de su zona de confort con el propósito de que dispare y acelere su proceso de


aprendizaje. Si el proceso es realmente efectivo tienen lu- gar dos efectos. El más directo y obvio es el aprendizaje del mentee acerca del asunto que está trabajando y el segun- do, que puede involucrar a ambos, es… aprender sobre su aprendizaje.


Muchos mentores noveles creen que el mentoring es, prin- cipalmente, compartir “su” conocimiento y dar “su” consejo. Esa actitud suele estar fundamentada en una falta de com- prensión de su rol y, también, en una carencia de las habi- lidades necesarias para desempeñar su rol de forma efec- tiva. Por ello consideran el mentoring como “un proceso de aprendizaje del mentee”, y se pierden la oportunidad de su autoaprendizaje, lo que además les priva de este poderoso driver de automotivación.


Si el proceso es realmente efectivo tienen lugar dos efectos; el aprendiza- je del mentee acerca del asunto que está trabajando y el segundo, que puede involucrar a mentor y mentee, es… aprender sobre su aprendizaje.


Mentoring es, sin embargo, un proceso en el que el mentee es apoyado y acompañado en su propio aprendizaje, un espacio en el que puede reflexionar y explorar en un entorno seguro y experimentar sin temor a las conse- cuencias.


Si el mentor solo se enfocara en compar- tir conocimiento y dar consejo, la iniciativa y responsabilidad del mentee en su propio aprendizaje y desarrollo habrían sido secues- tradas por el mentor. Los resultados de esa relación serían probablemente escasos. Otra muestra del enfoque “peda- gógico” desgraciadamente tan frecuente en el aprendizaje de adultos de nuestro país, frente al “andragógico” que propugnamos en IMS.


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