“No me atrevo”. Es un eufemismo de “ten- go miedo”.
Los miedos tienen que ver con insegurida- des y éstas con la falta de confianza en uno mismo. La lista es larga: “yo no valgo para eso (o soy así)”, “no lo voy a conseguir”, “es imposible (o muy difícil)”, “necesito tenerlo todo perfectamente planeado (per- feccionismo)”…
Los miedos o inseguridades de conseguir el resultado, esperado o deseado, disparan un mecanismo de defensa: la procrastinación. Observa como las acciones precisas (las que aportan más valor) suelen ser las más largas, difíciles, complejas o aburridas, que las que aportan menos valor, que suelen ser más cortas, fáciles, simples y divertidas. El prototipo de estas últimas, en nuestros días, son los mensajes de correo-e, las llamadas telefónicas o el surfeo por internet. No es de extrañar, por tanto, la adictividad creciente que observamos, toleramos y padecemos.
La adictividad se genera cada vez que reci- bimos y disfrutamos el premio del “logro” (“me he quitado un correo-e de encima”, “he respondido una llamada”, etc.) a cambio de una inversión - de esfuerzo y tiempo - muy pequeña (posiblemente en unos pocos segundos o minutos).
Frente a la gran inversión de esfuerzo/ tiempo que requieren las acciones precisas, como por ejemplo, visitar a un cliente o proveedor, preparar una propuesta o infor- me, tomar una decisión relevante (que re- quiere aporte de documentación, consultas con otros, análisis, evaluación de opciones, etc.)… y el consiguiente retardo en la con
secución de la gratificación correspondiente. El nivel deseado
El desarrollo de tu habilidad de Ejecución es función directa de tu capacidad para man- tener, durante una gran parte de tu jornada, el foco de tu consciencia en esta simple pregunta: ¿Cuál es la acción (precisa) que puedo hacer en este (preciso) momento y que aporte más valor? Y cuando completes esa acción volver a hacerte la misma pregunta.
Como ves el proceso no puede ser más sim- ple, sin embargo ¡qué difícil resulta cambiar un hábito!
Una forma efectiva de comenzar a desarro- llar tu habilidad de Ejecución es la que te propone Brian Tracy: ¡Cómete un sapo al comenzar la jornada!
Termino con una anécdota de Fritz Kreisler: Una mujer se acercó al famoso violinista Fritz Kreisler y le gritó, “¡daría mi vida por tocar tan maravillosamente como usted!”. Kreisler contestó, “yo la he dado”.
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