en cualquier programa de mentoring que que- ramos iniciar, es extrema- damente útil alinear la comprensión entre men- tor y mentee sobre una serie de puntos de diálo- go sobre los que no es in- frecuente que el temido trasfondo de obviedad “ataque” y consecuen- temente termine en una pérdida de credibilidad sobre el proceso.
Esos puntos de conversa- ción sirven para tender puentes de unión entre mentor y mentee, definir y clarificar el rumbo de la relación, las reglas que van a regir el proceso (entre ellas la confiden- cialidad), así como los parámetros que deter- minarán el Acuerdo de Mentoring, en el caso de que se utilice. También, en algunos casos, sirven al sponsor/es del pro- grama para poder dar seguimiento al desarrollo de las sesiones y propor- cionar el debido soporte. Evitar las presuposiciones durante toda la relación de mentoría es clave para garantizar esa con- fianza y respeto sobre la que se asienta. Aún así, siempre habrá un margen de error para las “obviedades no com- partidas”.
Vamos a mencionar los ocho puntos de acuerdo y diálogo que creemos pueden ser más relevan- tes:
A) Definir de forma pre- cisa las Metas/Objetivos del proceso de Mento- ring.
Toda relación de men- toría está circunscrita en torno a la consecución de unos objetivos y/o
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metas para los cuáles se va a iniciar la relación. En este sentido, mentor y mentee han de defi- nir objetivos SMART que faciliten el trabajar con ellos y sobre todo poder hacerlos tangibles para su posterior medición.
Es importante tener en cuenta, que un proceso de mentoring es ante todo un proceso de aprendizaje, y por tan- to, es útil diferenciar las metas de rendimiento (aquellas que de conse- guirlas se traducirán en un determinado efecto y/o cambio observable en el “mundo externo”), de las metas de apren- dizaje (aquellas que buscan un cambio inter- no en la persona como consecuencia del nuevo aprendizaje). Las segun- das contribuyen a las primeras, aún así, en un proceso de mentoring, es importante trabajar sobre ambos ejes, ya que estos se realimentan entre sí.
Cuanto más definidos y “smartizados” fijemos los objetivos, más van a facilitar el proceso de medición y dejaremos menos espacio a la am- bigüedad. De igual for- ma, es interesante definir y diferenciar las metas
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