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porque gané un concurso o porque hice mil libros, o porque gano mil y mil al mes “, date una vuelta por una velada de boxeo y verás lo que es la rapidez de cada momento. Siempre hablando con el mayor de los respe- tos de quien ganó un concurso, hizo libros o gana sus miles al mes. Recordemos que el ojo nos trans-


mite la sensación de un segundo des- pués que ya pasó este espacio a tra- vés de las neuronas y nos lo devuelve al dedo sobre el cuerpo de la máqui- na, para después moverlo y disparar. Estos deportistas son tan suma-


mente rápidos, que ya hecha la foto- grafía, la cara del contrincante sigue deformada por el impacto del puño y el guante está tan lejos de ese sitio que da la sensación de que él no ha sido.


Quienes estamos debajo de las


cuerdas y encima de la lona, no po- demos usar flash, así que mucha ISO, mucha apertura de diafragma y mu- cha velocidad; pero cuidado con que en ese momento estés en el ángulo ideal, que no se ponga el árbitro de- lante, no tengas el cristal de la lente manchada del sudor y del agua que se echan, que no estemos a la altura


46 - Luz y Tinta


de una de las cuerdas, que no ocu- rra la secuencia justo por encima de tu esquina, que cuando ocurra no se venga hacia nosotros..., y suma y si- gue con los inconvenientes añadidos. Como se puede ir viendo, mis co-


mentarios se circunscriben a la pura fotografía, sin puntillismos hacia si es mal deporte o bueno; ahí ya no entro en esta edición. Supongamos que imaginaria-


mente entramos a uno de estos eventos, con nuestra cámara habi- tual, y suele ser nocturno, a las 22:00 horas en invierno. Entramos por unos pasillos muy


iluminados y, al entrar al espacio donde se encuentra el ring, están los focos principales apagados y hay escasas luces para que se vayan aco- modando los espectadores. De momento colocamos el flash,


por lo que pueda venir y elegimos un objetivo acorde a lo que vemos. Nada, dos fotos y no podemos


hacer nada más hasta que no em- piece el espectáculo, así que inno- varemos ideas y nos meteremos por los pasillos de los vestuarios, a ver si conseguimos colarnos en alguno.


Luces fluorescentes y focos con


tonos amarillentos, pero no pasa nada, llevamos flash. Algún pose de ellos, y que si otra


foto colocándose los protectores de manos, otra foto mientras hacen ca- lentamientos y se aplican linimentos, que se pongan todos juntos y otra foto y así vamos entrando en preca- lentamientos. Y además estamos disfrutando, porque hasta aquí, son paradas y preparadas. ¡ Venga, nos vamos hacia el cua-


drilátero ! Como todavía no han entrado en


el recinto de las cuerdas, tenemos dispuesto el flash. Llega el primero y han apagado


totalmente todas las luces, ponen música muy alta y cuando está lle- gando uno de los protagonistas ha- cia ti, ¡zasss ¡, resulta que enchufan el cañón de humos y te fastidian la primera foto.


¡Empezamos bien! Quitas flash, se encienden todos


los focos superiores encima de las lo- nas y vemos una luz más fuerte que otras, una amarillenta y otras azula- das. Es el momento en que empeza-


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