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la imaginación bajo las entrañas de una hipnosis ocular octópoda. Echoes escapa de la humaniza-


ción, del cuerpo y del rostro pura- mente humano, para penetrar en una esfera totalmente distinta, la eléctrica sensualidad de las mate- rias orgánicas. Se trata de una vo- rágine flotante de flores y restos inconcretos que nadan majestuosos entre aceites y agua, entre colores disueltos y vibraciones indefinidas, diseñando senderos hacia una visión calidoscópica de provocación y rapto sexual. En Metamorphosis se define la


nalidad sin precedentes, llegando a extremos que precisan su propia cla- sificación y análisis. Dentro de este inmenso conglomerado Bekor define sus fantasías gráficas. En Modernismo utiliza la perfora-


ción Op-Art y el puntillismo sobre el cuerpo desnudo de sus modelos. La estructura dérmica se descompone en formas circulares que ondulan desde la simpleza hasta una mayor complejidad, jugando con los límites del blanco y negro hasta alcanzar la multiplicidad cromática de patrones repetitivos y diversos, núcleos que, a modo de psicología gestaltiana, llegan a convertirse en estados ce- lulares puramente esenciales y abs- tractos. Con Emulsion el mundo de Bekor


se sumerge bajo el agua y las subs- tancias aceitosas, generando una química colorista y calidoscópica imposible de ser detectado dentro de los cánones normales de visua- lización normalizada. Son formas transformadas, que explosionan, se deshacen y desvinculan de su estado químico inicial para invadir el rostro humano. Cada imagen representa un tramo de tiempo, una congelación del espacio en las coordenadas de los sueños. Pastillas flotantes, líquidos dinámicos que trazan rutas forma- les entre los surcos dérmicos, des-


30 - Luz y Tinta


enfoques gaussianos, ondulaciones, gorgoteos, burbujas, soplos de color, toda una amalgama psicodélica que provoca un clímax casi sexual. Submersion nos conduce a la pro-


fundidad de los abismos húmedos, al cosmos oceánico. Es una ensoñación que flota en el tiempo, donde el es- pacio no es accesible al humano. Son caras burbujeantes que se dinamizan como perlas hirvientes, latiendo me- lancolías como las sirenas de la nada acuática.


Octopussy está inspirado en la fa-


mosa película de James Bond. En esta colección se funden los mundos de humanos y cefalópodos. Para vincu- lar ambas especies vivas en una sola ello, Bekor se asocia con la famosa pintora corporal Joanne Gair, y am- bos construyen una gráfica corporal que combina varias técnicas: la pin- tura, la fotografía, la proyección y el control intencionado de la luz y el co- lor. La finalidad es crear una atmós- fera extraña que desarrolle formas y texturas dando la sensación de estar viendo criaturas cefalopóidicas. Es un juego perverso de erótica lasciva que deambula entre la realidad y la fantasía puramente visuales. Desnu- dos cubiertos de ventosas, sumergi- das entre múltiples tonalidades, puro cosmos animal que edifican y devora


vida como una constante transfor- mación, física y emocional. El ser humano siempre está sujeto a los cambios, es un camino hacia la per- fección y Bekor teje esta historia con aguja e hilo de oro. Para ello el artista usa combinados: gran dosis de negro y aplicación posterior del color, una relación casi sexual que excita los sentidos y engendra tensión extre- ma. El fetichismo naturista se sinte- tiza como la forma sublime de la ma- riposa, el eterno símbolo lepidóptero que refleja la constante transforma- ción de la existencia. Color máximo, textura y total conversión del negro como fondo (origen de la vida) a la completa ausencia. El color es la pe- netración que conforma la metamor- fosis definitiva. Wild Horses es el culto a la bravu-


ra, al narcisismo, a lo instintivamente salvaje e inteligente, todo ello crista- lizado en la figura del hombre como metáfora de fuerza y nobleza. Es una clara fusión entre lo equino y lo antro- pomórfico, remarcando el contraste del músculo y la fibra de la carne. La luz facilita el relieve de la textura y el volumen es una ondulación infini- ta de belleza sublime al hombre. Es puro blanco y negro con sus propios excesos, junto a los elementos ex- ternos de pinturas y proyección. Los caballos salvajes de Bekor se arremo- linan entre sí bajo para fraguar una iconografía lumínica que recuerda a una zoomorfosis mítica griega. Other es otra historia, es una re- gresión al más puro estado de lo tri-


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