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Escalofriante efecto nos produce Desde el principio de los tiempos


se ha querido captar la vida, la expre- siva humanidad de nuestra especie utilizando diversos materiales, barro, piedra, madera, etc., consiguiendo resultados más o menos agraciados dependiendo del artista que, con todo su empeño y habilidad, em- prendía esa ardua tarea de “retratar” con sus manos y utensilios al mode- lo. Lo inanimado (in = sin, anima = alma) convertirlo en algo con alma, con vida. Hoy quiero presentar una serie de


Las representa-


ciones de los seres humanos pueden llegar a transmi- tir iguales sensa- ciones que las que sentiríamos con los seres de carne y hueso.


fotografías en las que los protagonis- tas no son seres humanos de carne y hueso. Realmente son representa- ciones de ellos. Creo que lo han conseguido los


que a continuación les muestro. El primero es un busto de Santa Claus o San Nicolás, que encontré en un escaparate en fechas navideñas hace unos años. El artista después de es- culpir el rostro, lo aderezó con una hermosa y poblada barba blanca (foto 1).


Desde lo alto de varias fachadas


en Florencia, nos miran unos perso- najes esculpidos con una gran maes- tría por artistas de siglos atrás; mues- tran expresiones y “vida” propias (fo- tos 2 y 3).


en nuestro ánimo la representación en cera de una pobre mujer “tratada” por la inquisición con las herramien- tas de la época, la crudeza y dureza del procedimiento para conseguir la confesión, nos demuestra como se las gastaban los “torquemadas” italianos. Tomé la fotografía a la en- trada del museo de la tortura de San Gimignano (foto 4). Por último, y cambiando de ter-


cio emocional, las maniquís, esas reproducciones de mujeres ideales, realizadas con distintos materiales, que luego son vestidas para la oca- sión, para mostrar bellos trajes y to- cados, si los sabemos retratar, nos pueden dar unas sensaciones aními- cas que normalmente solo nos las podrían provocar féminas reales, así podemos pasar del sensual y erótico escote de Caperucita Roja (foto 5), al misterioso atractivo de la oscura dama que observa desde detrás del escaparate a los viandantes de la urbe (foto 6). A mi manera de ver, las represen-


taciones de los seres humanos pue- den llegar a transmitir iguales sensa- ciones que las que sentiríamos con los seres de carne y hueso, ya que a fin de cuentas el que siente eres tú, y eso lo puedes hacer siempre que seas sensible y con suficiente amplitud de miras como para permitírtelo. Siem- pre somos nosotros mismos los que nos autocensuramos sobre lo que de- bemos pensar, sentir o hacer.


Luz y Tinta - 35


Foto 1


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