A partir de aquí, dragones
personas con las que tenía citas pendientes. -¡Ah! –replicó Sonia. No lo comprendía muy bien. Un accidente era un accidente pero todavía había muchas cosas del funcionamiento del mundo adulto que escapaban a su sentido común. -¿Has comido algo hija? –dijo Jaime diri- giéndose hacia la cocina. -No. Te estaba esperando para hacernos algo juntos.
“Confirmado. Mi hija me va a pedir algo…”, pensó el padre. -Por cierto un amigo tuyo te ha dejado un paquete esta mañana. -¿Un amigo mío? ¿Quién? -No lo sé. No dijo cómo se llamaba. Solo que era amigo tuyo y que quería dejarte la caja que está en la cómoda, al lado de la entrada. -OK. Voy a ver -Jaime se dirigió a la entrada y preguntó: -¿Cómo era? -Un poco extraño. Delgado, calvo y con una extraña margarita tatuada en una mano. -Pues ni idea de quién puede ser –pensativo y extrañado.
Jaime tomó la caja y empezó a observarla. Ninguna dirección, sólo las impresiones ori- ginales del embalaje. Parece que había con- tenido artículos del grupo Nutrexpa. Pensó que el embalaje había salido de la fábrica de SAICA Pack, acordándose de uno de sus
clientes más regulares en coaching de equi- pos y cuya fábrica de embalaje había visita- do en alguna ocasión. -¡Uff! que mal huele -dijo Jaime mientras se disponía a abrirla. -Pues esta mañana no me he dado cuenta – respondió su hija desde el salón de la casa. Jaime empezó a abrirla y al levantar las so- lapas le llegó un bofetón de un tufo fétido al tiempo que veía aparecer un sobre y algo envuelto en una bolsa de plástico opaca. Sin causa consciente sus pulsaciones se dispara- ron, la cabeza se le congestionó de sangre al tiempo que se repetía “un amigo”, “un ami- go”, “un amigo”...
-¿Qué es esto? -abrió el sobre y sacó una cuartilla en papel satinado con una única fra- se escrita con pluma y un estilo de letra de caligrafiado antiguo:
“El hombre es una cuerda tendida entre el animal y el superhombre”. “¿Qué significa? ¿Y esto otro?”. –cogió la bolsa la extrajo de la caja y con manifiestas señales de asco empezó a abrirla. -¡Qué horror! –la incredulidad mezclada con terror por lo que estaba viendo se reflejaba en su cara.
-Papá, ¿qué pasa? -No te acerques Sonia. ¡Quédate ahí! ¡No te muevas!
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Un gran regalo para el
Jefe de Ventas TESC®
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