A MI MANERA DE VER
La Dama de Hielo Una de las ocasiones que permiten
tomar fotos diferentes a lo normal, ya que nada es normal en esos días, es en El Carnaval. Así que, pertrechado con lo im- prescindible, es decir, la cámara fo- tográfica, un sombrero (no olvidarse que aunque sea Febrero, en Canarias se puede recalentar el cerebro de mala manera, y no por las bellas dan- zarinas precisamente) y por último la cartera para poder pagar las cerveci- tas, los chopitos y la ensaladilla que necesito para sobrevivir durante esas horas.
Llegar temprano es importan-
te para poder coger un buen sitio y fotografiar cómodamente a los par- ticipantes en la cabalgata que es el evento por antonomasia del carnaval, donde todos y todas lucen sus mejo- res galas para bailar, cantar y desfilar entre la música y los miles de espec- tadores que acuden a disfrutar con el espectáculo. La foto la tomé como tantas otras colándome entre los participantes y en este caso algunas de las “damas de honor” de la reina del Carnaval. Ésta, que ya estaba maquillada y ata- viada con sus mejores galas, se ha- bía subido a la super-carroza donde
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después se exhibiría bailando ante los ojos y las cámaras de televisión que esperaban.
Hice varias fotos de ella, y dos fueron destacadas en Moldeando la Luz. La titulada Casi reina (foto 1) y la Dama de Hielo, que es la que motiva este artículo. Vamos, pues, al grano del artícu-
lo, el potencial de una foto. Depende totalmente del fotógrafo y de cómo interpreta las imágenes que ha toma- do. En un principio, el encuadre, luz y demás parámetros se fijan preten- diendo unos resultados que a veces sí y a veces no se cumplen. En el caso
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