This page contains a Flash digital edition of a book.
He mencionado, pues, los tres


elementos esenciales del posado: la luz, el escenario y la modelo. Y en esta fotografía de Ilic los tres ele- mentos funcionan perfectamente. La luz, tan difícil de conseguir en todas las ocasiones, se erige aquí en intérprete, cediendo su protagonis- mo a todos los elementos del esce- nario; y las levísimas sombras que su- brayan las patas de la silla o las zonas oscuras del lienzo que sirve de telón de fondo son como pinceladas, acaso veladuras del cuadro.


El escenario es un sencillez es-


partana, con ningún elemento que distraiga la atención que requiere la modelo. Ni siquiera esa silla, con su color verde botella, que pudiera ser elemento de distracción, ni el suéter de la modelo, tan en contraste con la silla, rompen la unidad de un conjun- to que reclama su atención como en una metáfora, como buscando un se- gundo término de comparación que sólo encuentra satisfacción visual en la modelo. Y aquí sí que se nota la mano


Ni es fácil la técnica del ‘posado’, que en esta fotografía de Ilich Bczonko alcanza toda su expresión artística, ni siempre se consiguen los resultados óp- timos. Hay que ser un fotógrafo muy experimentado en el manejo de los pa- rámetros de la cámara y de los elementos del escenario para conseguir que el resultado se salga de lo normal y, sobre todo, para que no rompa la línea recta de la comunicación visual que se le exige a toda fotografía. Pero, además, hay que contar con la complicidad de la modelo, para que su expresión transmita lo que el fotógrafo pretende, aquella insatisfacción íntima que se traslada del pensamiento a la foto bailando en la cuerda floja de todo menos de la impro- visación, quizás porque en el posado todo debe estar preparado de tal modo que funcione como un mecanismo de relojería, en el que nada debe fallar.


4


del artista. La modelo, en postura muy forzada, a punto de perder un equilibrio dudoso, sobre todo por la evanescencia que alcanza el sue- lo cubierto por un lienzo que quizás imita nubes, domina la escena como es natural, con una desnudez sólo entrevista, pero sobre todo con esa sonrisa en escorzo que parece estar diciéndole al fotógrafo que evidente- mente comprende lo que se le pide, que no es otra cosa que dominar la escena, pero sin romper la magia su- gerente del conjunto. Claro que en este análisis del equipo —luz, escenario, modelo- fal- ta lo esencial, la voluntad artística del fotógrafo, sin la cual nada sería posi- ble y lo que hoy vemos como arte no pasaría de pastiche.


2Francisco Trinidad


Page 1  |  Page 2  |  Page 3  |  Page 4  |  Page 5  |  Page 6  |  Page 7  |  Page 8  |  Page 9  |  Page 10  |  Page 11  |  Page 12  |  Page 13  |  Page 14  |  Page 15  |  Page 16  |  Page 17  |  Page 18  |  Page 19  |  Page 20  |  Page 21  |  Page 22  |  Page 23  |  Page 24  |  Page 25  |  Page 26  |  Page 27  |  Page 28  |  Page 29  |  Page 30  |  Page 31  |  Page 32  |  Page 33  |  Page 34  |  Page 35