siástica, comercial o de ganadería) el retratado aparece con libros, car- tas, periódicos, que condensaban el contenido simbólico y narrativo del retrato (un libro era indicador de ri- queza).
El retrato así es una imagen cui- dadosamente construida confiriendo a ella una objetividad sin preceden- tes, con la paradoja que quien confi- rió ese valor de verdad fue lo que ma- nipuló el retrato para representarse de una manera acorde a sus valores e ideologías. Roland Barthes (en su “Camara
gen de una persona ausente. Para reforzar el vinculo familiar
se retrataban a los hermanos con ro- pas iguales o se colocaban retratos gemelos en un mismo marco o estu- che doble, o una viuda sosteniendo la foto de su esposo. Para comunicar el nivel cultural o el tipo de carrera (militar, ecle-
lucida”) lo sintetizó perfectamente: “ante el objetivo soy a la vez: aquel que creo ser, aquel que quisiera ser, aquel que el fotógrafo cree que soy y aquel de quien se sirve para exhibir su arte [...] Cada vez que me hago fo- tografiar me roza indefectiblemente una sensación de inautenticidad e impostura (...) [el retrato] representa ese momento en que, a decir verdad,
no soy sujeto ni objeto, sino más bien un sujeto que se siente devenir obje- to.”
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