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exóticos ¿Un suricato en casa?


Desde hace algún tiempo los suricatos (Suricata suricatta) se han empezado a popularizar como mascotas. Una moda importada en la que los comercios especializados juegan un papel clave para evitar que la compra compulsiva de esta especie acabe acarreando consecuencias negativas.


Los suricatos (Suricata suricatta) per-


tenecen a la familia de las mangostas y habitan en zonas áridas de Sudáfrica, Na- mibia, Angola o Botsuana. En sus terri- torios cavan complejas galerías subterrá- neas donde guarecerse, o modifican las de otras especies para adaptarlas a sus necesidades. Conviven en grupos de va- rias decenas de individuos, a veces más de 50, con una estructura claramente je- rarquizada. Estos clanes establecen dife- rentes roles dentro del grupo. Algunos de esos roles son estables, como la posición de las parejas reproductoras del grupo, a las que el resto de congéneres ofrece su ayuda a la hora de cuidar a los pequeños; otras funciones tienen carácter rotativo, como la de vigía, pendiente de los peli- gros que puedan acechar al clan. Se mantienen activos durante el día y to-


man el sol para regular la temperatura de su cuerpo. Pasan la noche durmiendo en grupos, y durante las frías noches su tem- peratura desciende algunos grados. Con una longevidad que ronda los 10 años, al- canzan la madurez sexual al año de edad. Y tras una gestación que ronda las 11 se- manas, dan a luz entre uno y cinco pe- queños, que abandonarán la madriguera sobre su tercera semana de vida, aunque siempre bajo la atenta mirada y protección de todo el clan, especialmente la de las hembras designadas como niñeras.


No para todos los públicos Los ejemplares que se comercializan


son en su inmensa mayoría proceden- tes de la cría en cautividad desde varias generaciones. De todos modos, esto no


los convierte en un animal de compañía. Se trata de una especie que requiere


de cuidados complejos y costosos en cautividad que difícilmente podrá pro- porcionar un particular. Por ello, bási- camente serán colecciones zoológicas, públicas o privadas, las que podrán res- ponsabilizarse de su mantenimiento. Algunas peculiaridades de su compor-


tamiento marcan los principales aspec- tos a tener en cuenta para su manteni- miento en cautividad.


Convivencia y territorialidad Pertenecen a una especie gregaria y


necesitan constantemente del vínculo con su grupo, por lo que no se les debe mantener aislados. Por otro lado, su ca- rácter territorial comporta que incorporar nuevos animales en un grupo estableci- do sea dificultoso. Incluso la reincorpora- ción de ejemplares que han estado sepa- rados temporalmente debe realizarse con cautela, y preferiblemente se realizará en subgrupos de al menos tres animales. Los suricatos, incluso los salvajes, se ha-


bitúan rápidamente a la presencia huma- na, y si se crían con humanos desde pe- queños rara vez muerden. Ahora bien, su aspecto simpático y tierno no debe llevar a confusión. Sus afilados dientes pueden propiciar mordeduras importantes al asus- tarse, por sentirse incómodos, durante el juego o incluso sin motivo aparente.


Hábitat naturalizado El mercado no ofrece ningún tipo de


habitáculo específico para suricatos, y mantenerlos libres en una casa supone


exponerlos a multitud de peligros, ya que tienden a inspeccionar e ingerir todo aquello que tienen a su alcance, además de obligarnos a convivir con el intenso olor de sus glándulas anales con el que marcan constantemente sus dominios. Así pues, para albergarlos


se debería


construir una instalación lo más grande po- sible. Dado su carácter activo, el enriqueci- miento ambiental será un aspecto clave. Se les deberá proporcionar una gruesa


capa de arena que les permita cavar, una de sus actividades favoritas, teniendo en cuenta que los laterales y el suelo de la instalación tendrán que asegurarse para evitar fugas. También se puede construir un entramado con algunos túneles, uti- lizando por ejemplo tubos de PVC que simulen las galerías. Un termitero artificial en la instalación


de los animales les ofrecerá un lugar desde donde otear su territorio, además de ser un punto estratégico sobre el que plantear diversas opciones de enriqueci- miento ambiental, refugio o barrera visual para ayudar a calmar los ánimos en caso de conflicto en el grupo. Un punto eleva- do en la instalación siempre es necesario, por lo que en caso de no proporcionarles un termitero, al menos se introducirá una roca o tronco de gran tamaño. La humedad elevada y sobre todo el


frío afectan negativamente a la salud de los suricatos. En el clima español se pue- den mantener al exterior a lo largo de todo el año, y de hecho la aportación de luz solar es necesaria. Con el sol aumen- tan su temperatura corporal, refrescándo- se al tumbarse sobre su vientre contra un suelo sombrío. En cualquier caso, reque- rirán de una zona de abrigo calefactada en la instalación, utilizando por ejemplo lámparas de infrarrojos.


Alimentación Pese a su pequeño tamaño, con un


peso que ronda los 700 g, son muy acti- vos, y pasan gran parte del día alimen- tándose. En estado salvaje su dieta es extremadamente variable y está formada en más de un 80 % por insectos. En cautividad se les puede ofrecer


comida para gatitos de alta calidad, ali- mento compuesto para animales insec- tívoros, carne, insectos, huevos o fruta. Existen diferentes formatos de dietas que han demostrado ser equilibradas, y todas ellas tratan de imitar el gran es- pectro de alimentos que consumen los suricatos en estado salvaje.


Cuidados veterinarios Resultan especialmente sensibles a la


toxoplasmosis, aunque la mayoría de problemas veterinarios en ejemplares nacidos en cautividad son debidos a la ingestión de cuerpos extraños. Requieren una higiene estricta en la


instalación y una dieta adecuada. De manera preventiva se deberá visitar re- gularmente a un veterinario especializa- do en animales exóticos para establecer una pauta de vacunación en caso de que lo considere necesario (contra el moqui- llo, la panleucopenia felina o la rabia), así como para realizar un chequeo de heces, boca y análisis de sangre.


Ejemplo de dieta para suricatos utilizada en el Chicago Zoological Park


1 uva


1 pedazo de naranja 1-2 pedacitos de manzana


1-2 pedacitos de zanahoria (cruda o cocida) 1-2 pedacitos de batata (cruda o cocida) 1 rodaja de banana 1 pedazo de huevo cocido 1/8-1/4 de vaso de Nebraska Feline Diet


1 vez por semana


1 pescado pequeño (Eperlano) añadido a la ración de Nebraska Feline Diet


2 veces por semana


1/6-1/8 de vaso de corazón de buey con calcio sustituyendo la ración de Nebraska Feline Diet


4 veces por semana


1-2 pedacitos de costilla de caballo sustituyendo la ración de Nebraska Feline Diet


1 vez cada dos semanas 1 ratón


Ocasionalmente Apio, guisantes, uvas pasas, pera, papaya, verdu- ras, etc.


Fuente: A.A.Z.K. Animal Diet Notebook 193


SERGI CONDE LÁZARO IMÁGENES CEDIDAS POR EL AUTOR


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