nentes: mentor, mentee (o mentorizado) y empresa. El foco del proceso se concentra en los logros del individuo, no sólo abordando su desarrollo y evolución profesional, sino también la personal, ayudándole a conver- tirse en un líder efectivo y fidelizado para la empresa en la que presta sus servicios.


Siendo una herramienta de de- sarrollo interno que garantiza la alineación, fidelización y el desarrollo del potencial de fu- turos profesionales, ¿por qué es una práctica tan poco ex- tendida en nuestro panorama empresarial?


Una de las dificultades que he- mos observado en su implanta- ción, es la propia selección de mentores. Pocas veces se esco- gen a las personas adecuadas para ello, ya sea como conse- cuencia de la falta de motiva- ción y compromiso hacia este nuevo “rol” (que es habitual que se traduzca en excusas del tipo “no tengo tiempo”), o en el caso de ser las personas adecuadas, no llegan a ejercer de Mentores al sentirse inseguros por carecer de la preparación, estructura, entre- namiento y/o herramientas adecuadas para ello.


A TRAVÉS DEL PROCESO DE APRENDIZAJE QUE GENERA EL MENTORING, EL MENTEE ASUME LA PROPIEDAD Y LA RESPONSABILIDAD DE SU PROPIO DESARROLLO PERSONAL Y PROFESIONAL


a profesionales de alto potencial en su tran- sición, promoción y/o incorporación a nue- vos puestos y funciones. En ocasiones estos individuos terminan desempeñando más el papel de directivo “símbolo” (al que todo el mundo sabe que puede acudir -pero nadie lo hace- para recibir algún tipo de consejo paternalista sobre su carrera profesional), que al- guien que pueda ejercer un im- pacto real, significativo y con- tinuado en el desarrollo de las personas y de la organización en su conjunto. Esto muchas veces evidencia una ausencia de estructuras y metodologías que permitan una verdadera “institucionalización” de la fi- gura del mentor y del propio proceso de mentoring.


La relación de mentoría ha de servir de vehículo para el análisis, la reflexión y la


acción en áreas seleccionadas entre mentor, mentee y la propia empresa, y se regula me- diante un acuerdo específico entre mentor y mentee que puede modificarse en función de la evolución de la relación.


Muchas de las organizaciones que tienen implantada esta figura, eligen los perfiles en función de la trayectoria del profesional, te- niendo en cuenta sus conocimientos, “Know How” o experiencia en un determinado área. Su misión habitualmente es la de acompañar


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El mentor ejerce de inspirador y de esti- mulador, no es únicamente un “transmisor” de experiencias y conocimientos como a veces se entiende esta figura. Con el men- toring, el mentee se desarrolla desde el es- pacio que el mentor crea para que pueda re- flexionar sobre su evolución en la compañía y crecer por sí mismo, estimulando con las habilidades y herramientas adecuadas, su


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