Ahora usted podrá imaginar las consecuencias que tienen las malas posturas, afectando el proceso normal de la respiración o creando tensiones musculares de mayor o menor intensidad que son, junto con los movimientos involuntarios o inconscientes, fu- gas energéticas que disminuyen considerablemente sus propios alcances y, en el peor de los casos, provocan atrofias que van solidificando cadenas neuronales que se aderezadas con ideas y emociones diversas propias del reino de la autocompasión. La relajación es fundamental en nuestra vida diaria porque debe- mos ser capaces de identificar y eliminar tensiones musculares innecesarias. Además del beneficio que ello puede traer a nuestra voz, se trata de una mejora sustancial de nuestro desempeño co- tidiano. Si bien es imposible que podamos obtener más energía, lo cierto es que de este modo evitamos perderla tontamente (Aún cuando orates esotéricos y personas vestidas de blanco, no sé si parientes cercanos de la especie ovis aries o simplemente inge- nuos, digan que sí es posible hacerlo cada 21 de marzo al ascen- der a una pirámide cualquiera o yendo al spa de moda para ser sujeto de toda clase de tratamientos egomaniacos). Si usted está dispuesto a capacitarse en el manejo de voz, reco- miendo ampliamente que recurra a personas que conozcan los métodos desarrollados por Michael McCallion, tal como ha hecho Víctor Manuel Espinoza, porque el manejo de voz obedece al pro- pio conocimiento y no a la imitación de hábitos cristalizados en el trabajo de otros locutores o actores. El riesgo de tomar cursos carentes de base científica es que, además de ser subjetivos, lejos de ofrecer ayuda, ahondan los vacíos y llenan la mente de ideas imposibles de comprobar. Un verdadero experto expondrá todos los pasos que ocurren en los procesos de la voz, aportando ejer- cicios prácticos que permitirán a la persona estar al tanto de sus fallas, liberando por consecuencia su potencial expresivo al paso del tiempo. Lo trascendente es descubrirse a uno mismo, mien- tras que lo intrascendente es imitar y no saber cómo o porqué ocurren las cosas. A manera de resúmen práctico, puedo decirle que los tres as- pectos fundamentales que conforman el manejo de voz son la articulación (dicción), la impostación y la respiración. Por tanto el desarrollo de cada persona estará obligadamente ligado a la observación, entendimiento y comprensión de cada uno de estos procesos físicos y la manera en que nuestra emoción y psicolo- gía los afecta. Una buena dicción es el resultado de una lengua fuerte, de movimientos precisos, que realiza los puntos de apoyo necesarios en labios o paladar, o adapta su forma para que, tras la liberación de aire, el sonido de cada letra sea exacto. La im- postación significa fijar la voz en las cuerdas vocales para emitir el sonido en su plenitud sin vacilación ni temblor. Dicha fijación
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obedece a movimientos musculares en nuestra garganta, dando a nuestra voz un timbre distintivo (agudo, medio o grave), según el caso, teniendo resonadores nasal, oral y traqueal como apoyos. Y, por último, la respiración, que dicho de manera simple, debe ser suficiente y fluída para dar el impulso de aire necesario a la voz en cada circunstancia. El español es un idioma sonante y por tanto hay mucha expulsión de aire: para aportar calidez y cuerpo a la voz es necesario generar vibración en nuestro cuerpo. ¡Así que también hay que practicar ejercicios de vibración! Ser capaces de generarla (o anularla) y controlarla a voluntad. Resulta imposible tratar a fondo un tema como este en un sólo artículo, pero se me ocurre que si podemos enumerar algunas re- comendaciones básicas para tener un mejor manejo de voz:
1. Eliminar tensiones innecesarias en los músculos de la garganta, el rostro y el cuerpo entero. Para lograr esto es conveniente tener lapsos de relajación y concentración previos a un discurso o en- trevista. Todo nuestro cuerpo debe tener soltura, permitiendo a los músculos respiratorios y la garganta hacer su trabajo. Cualquier tensión, incluso en los pies, afecta nuestra atención en el manejo de voz, o simplemente contribuye a nuestro agotamiento después de una larga jornada de trabajo.
2. Siempre mantenga una postura vertical. Echar la cabeza hacia atrás o de lado, tirar el cuello hacia abajo o la cara adelante, ar- quear la espalda hacia adentro o bloquear las rodillas, son males comunes que afectan a la voz. Lo que sí se debe hacer es utilizar la gravedad para equilibrarnos, permitiendo el alargamiento de la columna para una total flexibilidad en la respiración, en el movi- miento y en la voz. Al sentarnos, el peso de nuestro cuerpo se debe repartir equilibradamente, sin tensión en las piernas y todos los músculos libres para hacer su trabajo. Si mantenemos un eje vertical cabeza-cuello-espalda, no sólo evitaremos tensiones in- necesarias que afectarán la voz o nuestro desempeño, sino que los músculos respiratorios podrán trabajar para oxigenar el cuer- po como es debido.
3. ¡Respire suficiente! Jamás trabaje con déficit de aire. Hay que mantener siempre una constante que permita el flujo natural de inspiraciones y espiraciones. Conforme se practican ejercicios de respiración, el actor o locutor es capaz de administrarlo adecua- damente según el caso. Es conveniente utilizar el aire de los al- veolos pulmonares con apoyo de los músculos intecostales para aportar calidez a nuestra voz. En un principio ésto demandará más atención de lo debido, pero lo cierto es que con la prácti- ca cualquier movimiento se hace convenientemente mecánico. El aire de los bronquios es útil sólo cuando se habla en eventos al aire libre donde no existen micrófonos y es necesario hablar de viva voz ante una audiencia. Es fácil comprobar la diferencia de temperatura en el aire que es- piramos. Primero coloque la palma de su mano frente a la boca y sople tal como si apagara una vela. Ese es aire frío emanado de la parte superior de los pulmones, los bronquios, y es el aire con el que hablamos cotidianamente. Ahora bien, si emite una exhalación sobre la palma de la mano, tal como cuando hacemos al querer calentarnos las manos,
comprobamos que se trata de aire ca- liente. El aire caliente aporta calidez a la voz, con más cuerpo, su-
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