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A nivel global y local, se está observando una nueva forma de hacer, entender y procesar la política. Esta nueva modalidad, se desarrolla bajo un contexto mundial conocido como la “era del entretenimiento,” donde los ciudadanos parecen estar más inte- resados en la diversión, el esparcimiento y la recreación que en el contenido mismo de la política. Es decir, se está imponiendo lo lúdico como una necesidad básica del ser humano que trastoca e incide en todos los campos de desarrollo humano, incluyendo la política. En esta área, al parecer, se está imponiendo una ten- dencia creciente en la que la forma se sobrepone al contenido, la imagen al mensaje, la expresión corporal a la comunicación verbal y el jolgorio al formalismo.


Bajo este nuevo contexto, las campañas electorales están expe- rimentando, también, cambios en la forma de organizarse, pu- blicitarse y, sobre todo, tratar de captar la atención y el voto de los ciudadanos. Por su parte, el tipo de candidatos que apoyan y privilegian los electores y frecuentemente logran un mayor éxito durante las campañas son aquellos más competentes en el arte de entretener, divertir, caer bien y agradar. En otras palabras, los candidatos más competentes en gestionar el afecto y la simpatía de los electores son los que finalmente logran salir victoriosos en los procesos electorales.


De esta forma, por ejemplo observamos que candidatos carismá- ticos y seductores, como José Luis Zapatero en España, Barack Obama en Estados Unidos de Norteamérica, Nicolás Sarcozy en Francia, Sebastian Piñeira en Chile o David Cameron en Reino Unido, se han impuesto a candidatos con un rostro más triste, con un lenguaje más burocrático y aburrido como Mariano Rajoy, John McCain, Segolene Royal, Eduardo Freid y Gordon Brown, por señalar algunos. En otras palabras, los candidatos aburridos, tristes y tediosos no ganan elecciones.


¿Por qué se presenta este tipo de fenómeno? ¿Qué está generan- do los cambios en las preferencias y comportamiento de los elec- tores? ¿Por qué las campañas lúdicas se están imponiendo por encima de las campañas electorales tradicionales? ¿Qué tendrían que hacer los candidatos y partidos para ser más exitosos en las campañas desarrolladas en la “era del entretenimiento”?


El Elector Lúdico


El término lúdico proviene de latín ludus, que significa todo aque- llo propio o relativo al juego o la diversión. Por su parte, la lúdica es definida como el arte de generar placer o diversión a través del juego. El concepto de lúdica es tan amplio como complejo, pues se refiere a la necesidad del ser humano, de comunicarse, de sentir, expresarse y producir en los seres humanos una serie de emociones orientadas hacia el entretenimiento, la diversión, el esparcimiento, que nos llevan a gozar, reír, gritar e, inclusive, llorar en una verdadera fuente generadora de emociones. De acuerdo a Carlos Alberto Jiménez V. “La lúdica como proceso ligado al desarrollo humano, no es una ciencia, ni una disciplina, ni mucho menos, una nueva moda. La lúdica es más bien una actitud, una predisposición del ser frente a la cotidianidad, es una forma de


estar en la vida, de relacionarse con ella, en esos espacios en que se producen disfrute, goce y felicidad, acompañados de la disten- sión que producen actividades simbólicas e imaginarias como el juego, la chanza, el sentido del humor, la escritura y el arte.


El hombre es un animal lúdico (homo luden) que se encuentra en una constante búsqueda de placer, goce, diversión y disfrute, mismo que los obtiene a través de diferentes medios y satisfac- tores de distinto tipo. Uno de ellos, por ejemplo, es a través del juego. Sin embargo, es importante señalar que la mayoría de los juegos son lúdicos, pero la lúdica no sólo se reduce a la pragmá- tica del juego.


Es decir, el hombre encuentra placer, goce y diversión no sólo a través de los juegos, sino también por medio de diferentes ac- tividades, prácticas y acciones propias de su cotidianidad. En este sentido, el elector siempre está en búsqueda de la diversión y el placer no sólo como una necesidad fisiológica, sino también como una cultura inducida, principalmente a través de los medios de comunicación y el sistema cultural y económico-político, como un elemento más de consumo, a lo largo de los años En la medida en que el hombre moderno está necesitado, real o inducidamente, de diversión, placer y goce para sentirse sa- tisfecho, contento y feliz, entonces se genera una necesidad o percepción de necesidad que puede ser satisfecha, ya sea por un empresario, un gobernante o un político.


Es decir, en el ámbito electoral, los políticos al conocer sobre la necesidad del hombre de divertirse y, a través de esto, generar una sensación de gozo o disfrute, impulsan una serie de accio- nes y actividades orientadas a lograr entretener y agradar a los electores, impulsando campañas festivas, coloridas y alegres. De esta manera, muchas de las campañas electorales se han con- vertidos en verdaderas “fiestas de la democracia,” en carnavales populares en el que se busca persuadir y entretener con payasos, música, regalos y acciones estrafalarias a los votantes.


La Política Electoral Lúdica


Históricamente, la política ha estado relacionada con la diversión y el entretenimiento. Por ejemplo, desde la época romana, el poeta Juvenal señalaba desde el siglo I, que para gobernar a la muche- dumbre, se requería “pan y circo.” Desde entonces, los empera- dores romanos regalaban trigo y entradas para los juegos circen- ses como una forma de control político y distracción del pueblo. El emperador Nerón, quien gobernó a Roma en los primeros años de nuestra era, era celebre por su adicción a las fiestas de disfra- ces, francachelas y celebraciones, usando el entretenimiento de la gente como instrumento de control y legitimidad política, así como para deshacerse de sus adversarios o enemigos.


En épocas más recientes, los políticos han seguido con la idea de entretener y distraer a la población. Esto se ha dado bajo regíme- nes totalitarios, autoritarios y democráticos. Por ejemplo, Adolfo Hitler fue una gran seductor y encantador de masas, quien uso, entre otros medios, la distracción, el entretenimiento y la diversión


Agosto 2010 / Campaigns&Elections : 27


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