Homenaje
Paul Gauselmann siempre ha estado dispuesto a apoyar causas ajenas, bajo la premisa de que las decisiones empresariales acertadas son sólo una parte de la ecuación, y que la influencia política es igual de importante. Por lo tanto, el trabajo activo de las asociaciones es un pilar importante que a menudo toma bastante de su tiempo. “Las empresas individuales usualmente tienen problemas para que se les tome atención en cuestiones políticas. Pero los intereses de las asociaciones y, por lo tanto, de toda una industria tienen una mayor influencia política”.
A partir de 1966, Paul Gauselmann empezó a aprender los entrerrenglones de la política de la industria y gradualmente se abrió camino hasta la cima. Su manera sensata y persuasiva pronto lo llevó a ser elegido presidente de la Asociación Alemana de la Industria de Máquinas Expendedoras y de Entretenimiento (VDAI), cargo que ocupó durante 38 años. En este cargo, fue con frecuencia una voz líder en el debate político y logró presionar a los poderes fácticos en nombre de todas las empresas. Su alto sentido por la justicia no le deja descansar cuando la política pone su doble cara. “Aborrezco la hipocresía en cualquier manera”, el admite. Sin embargo, Paul Gauselmann también se ha beneficiado con una buena parte de todo lo que ha logrado para la industria en conjunto. Sin embargo, a lo largo de las décadas, su impacto en general ha sino tan positivo que en 2018 fue nombrado presidente honorario de la VDAI por su inquebrantable compromiso con la industria del juego.
Paul Gauselmann, que comenzó con una empresa unipersonal hace 67 años, ha logrado construir un importante grupo empresarial con casi 15.000 empleados en la actualidad, manteniéndose siempre fiel a su esencial principio de ser “un empresario con corazón”. Por lo tanto, las repercusiones de la pandemia de coronavirus - con salas de juegos, casinos y tiendas de apuestas deportivas obligadas a permanecer cerradas en algunos casos hasta por siete meses - le causaron muchas noches de insomnio. Pero, a pesar de las fuertes pérdidas de ingresos, el jefe cuidó de “su” gente, sin que ninguno de ellos haya tenido que ser despedido debido a la pandemia. Es más, incluso durante esos difíciles momentos, el grupo no cayó en déficit, y en retrospectiva, es definitivamente una fuente de orgullo para el líder corporativo. “En mis 67 años como empresario, siempre he cuidado mucho mis recursos económicos y no he escrito (en los libros contables) ni una sola vez con tinta roja”. Reflejando así, gestiones positivas de por vida.
Dos titanes: Paul Gauselmann con el actor Mario Adorf
Amor de toda la vida: Paul y Karin Gauselmann han estado casados durante casi 57 años
El ahorro como vieja escuela (su éxito nunca fue impulsado por la ganancia material) ha permitido a Paul Gauselmann convertirse en un generoso donante en su región natal. El hombre para quien una flota de limusinas de lujo, un yate o un avión no significan nada, ha ganado más dinero en su vida del que su familia puede gastar. Entonces, ¿por qué no regalar algo de eso? Por ello, el empresario de Espelkamp creó la Fundación Paul y Karin Gauselmann, que a lo largo de sus 25 años de historia ha destinado cerca de cinco millones de euros a unos 2.500 beneficiarios. Además, Paul Gauselmann financió la modernización del hospital de Rahden, la ampliación de la unidad de ictus de la Clínica de Minden y la construcción de un edificio en el campus para la formación de estudiantes de medicina. También donó un robot de quirófano para el hospital de Lübbecke valorado en 1,4 millones de euros.
Con la adquisición de la decadente finca Schloss Benkhausen, en Espelkamp, de 500 años de antigüedad, Paul Gauselmann se ha erigido un monumento. Con una inversión de varios millones, ha restaurado 11 edificios antiguos, que hoy en día no solo sirven como centro de formación para los empleados, sino también como hotel de conferencias, lugar de encuentro y lugar para una amplia variedad de eventos artísticos y culturales de la región circundante. El Jardín Inglés con área recreativa adyacente, sendero circular y embarcadero es un remanso de paz para innumerables visitantes que vienen aquí todos los días para caminar, trotar o simplemente relajarse.
A pesar de que su excepcional dedicación le ha logrado la ciudadanía honoraria de las ciudades de Espelkamp y Lübbecke hace muchos años, el padre de cuatro hijos y bisabuelo de cinco bisnietos sigue tan comprometido con las causas sociales como siempre. No solo ha financiado la construcción de dos guarderías en Espelkamp con una inversión de unos seis millones de euros; y cuando la ciudad se enfrentó recientemente a dificultades financieras imprevistas, dio un paso al frente una vez más con una donación de 8,7 millones de euros. Para garantizar que la ciudad vecina de Lübbecke, donde se encuentra la planta de producción del Grupo Merkur, no se quedara atrás, contribuyó con cinco millones de euros adicionales. Así, en cuestión de pocos meses, Paul Gauselmann ha aportado alrededor de 20 millones de euros al bien público. Además, ha anunciado que una parte sustancial de sus activos privados se destinará a su fundación. “Esto permitirá apoyar numerosas buenas causas en los próximos años”, asegura Paul Gauselmann, recordando con satisfacción el trabajo de su vida.
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