proceso de exploración y descubrimiento facili- tado fundamentalmente por el mentor. En este sentido, mentor y men- tee caminan en parale- lo, desde una posición de igualdad, no ponien- do el protagonismo tanto en la mayor expe- riencia y/o conocimiento que pueda atesorar el mentor, como en su ha- bilidad para generar una relación significativa de aprendizaje mutuo (ha- ciendo uso no sólo de su experiencia sino también de la de su mentee).
Hay un proverbio africa- no que representa bas- tante bien éste segundo enfoque: “si quieres via- jar rápido, viaja solo, si quieres viajar lejos, viaja acompañado”. Si quie- res viajar lejos siempre es útil disponer de algún compañero de viaje.
Desde Atesora, enten- demos que ambos enfo- ques no son excluyentes y de hecho, en según qué casos, representan diferentes “estilos de ayuda” del mentor que pueden ser muy com- plementarios entre sí. Sin embargo, probablemen- te es éste 2º enfoque el que puede tener una mayor similitud con el coaching y por ende ge-
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nerar mayor confusión, al menos en su forma, no en su fondo, ya que el mentor aquí actúa como un facilitador del aprendizaje del mentee, estimulando su auto- consciencia de manera semejante a lo que pu- diera ocurrir en el proce- so de coaching.
A un nivel “cosmético” es frecuente que escu- chemos que la princi-
pal diferencia entre un Coach y un Mentor ra- dica en que un Mentor es alguien experto en algún ámbito que puede y debe de dar consejos desde su experiencia para guiar el desarrollo de sus pupilos (enfoque americano), mientras el coach ha de abstenerse a usar su propia expe- riencia, evitando ser “di- rectivo” y hacer que el otro encuentre sus solu-
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