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Repercusión de la infección del virus de la diarrea vírica bovina en la función reproductiva (y II)


La eficiencia reproductiva en las explotaciones bovinas, tanto en las lecheras como en las de carne, es muy importante, por lo que en esta segunda parte el artículo se centra en las evidencias científicas que se han publicado sobre la repercusión reproductiva de las infecciones por el virus del BVD.


Susana Astiz Blanco Dip. ECBHM Dpto. de Reproducción Animal (INIA)


La repercusión de cualquier infección en la función reproductiva de los anima- les la podemos encontrar mediada por distintos mecanismos y efectos. Se bus- carán evidencias de fallos de fertilidad en los animales (lo que puede incluir pérdidas embrionarias tempranas o incapacidad para quedar gestante), pér- didas embrionarias tardías-fetales tem- pranas (tras diagnóstico de gestación positivo), abortos y, finalmente, el naci- miento de terneros débiles que mueren durante el parto o en las primeras 24 horas (stillbirth).


Repercusión en la fertilidad y pérdidas de gestación tempranas


Fray et al. (1998; 2001) demostraron la capacidad del virus de replicarse y afectar a las células de los folículos ováricos de las vacas en cualquier momento del desa- rrollo folicular en animales experimen- talmente infectados con el virus. Estos animales presentaban, además, un menor nivel de liberación de estradiol entre los días 6 y 11 tras la infección, sin alteración de los niveles de progesterona séricos. Otros autores (Sentongo et al., 1980) comprobaron una ooforitis (inflamación en el ovario) persistente al menos durante


60 días tras la infección experimental de novillas. También se ha encontrado el pico preovulatroio de LH abolido casi por completo en infecciones experimen- tales, y necrosis de las células de la granu- losa (están en los folículos ováricos) y del ovocito mismo (McGowan et al., 2003). Por lo tanto, la capacidad por parte del BVD de afectar directamente al tejido ovárico está descrita. De hecho, una vaca PI si llega a gestar, siempre da lugar a un descendiente PI, debido, probablemente, a la replicación vírica en el tejido ovárico y reproductivo (Meyling et al., 1990). Por lo tanto, Fulton (2013) considera que se puede asumir que el BVD se relaciona con problemas de fertilidad y una mayor repetición de celo en animales que sufren o han sufrido viremia.


La mayoría de los estudios coincide en que la infección de BVD eleva el riesgo y la incidencia de abortos.


Sin embargo, analizando los distintos


estudios que han relacionado el contacto con el BVD (presencia o no de anticuer- pos en los animales de la explotación) con su eficiencia reproductiva, ya sea a nivel individual (Houe et al., 1993a; Larsson et al., 1994; Rüfenacht et al., 2001) o a nivel de rebaño (Fredriksen et al., 1998; Valle et al., 2001; Robert et al.,


BVD en un rebaño es sínónimo de pérdidas económicas.


2004), se encuentran resultados contra- dictorios, según dichos estudios. Algunos investigadores como Houe et al., (1993) detectaron una tasa de concepción menor durante las fases de circulación vírica en el rebaño, confirmando que la infección con VBVD reducía temporalmente la tasa de concepción. Igualmente, Larsson et al. (1994) encontraron efectos clara- mente negativos con más IA/gestación, mayor duración de la gestación en las multíparas gestando terneros PI (287 vs. 280 días de gestación, posiblemente debido a un retraso en el desencadena- miento de la señal del parto, por parte del feto a término) y mayor tasa de retención de placenta en las vacas que parían un PI, resultados también corroborados por McGowan et al., (1993) con reducidas tasas de concepción y muerte embriona- ria temprana.


La incidencia de mortalidad neonatal y en las primeras 24 horas, o durante el parto (stillbirth), se ve significativamente elevada como consecuencia de la presencia del BVD en los rebaños.


Por otro lado, otros trabajos (Rüfena-


cht et al. 2001; Fredriksen et al., 1998) no encontraron efecto negativo de la infección en los primeros 30-45 días de gestación. Valle et al. (2001) observaron un efecto negativo en la eficiencia repro- ductiva de las novillas con un retraso en la edad a la primera IA en novillas, sin efecto en el intervalo PP de las vacas. Robert et al. (2004), en La Bretaña


El virus del BVD puede persistir en el semen de un toro infectado durante una media de 2,75 años tras sufrir la infección.


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(Francia), demostraron, con un total de 150.854 IA, de 122.697 vacas proceden- tes de 6.149 rebaños, que no se asociaba


el riesgo de repetición de celo durante las tres primeras semanas tras la IA a la infec- ción con BVD, pero sí con una repetición de celo tardía, considerando esto como una demostración de que el BVD eleva el riesgo de “muerte embrionaria tardía- fetal temprana” (muerte embrionaria en las fases de gestación que comprenden el final de la fase de desarrollo embrionario y las primeras de lo que denominamos desarrollo fetal; esto es entre los días 30-45 de gestación) más que una reducción de la fertilidad en sí misma. Ya se habían documentado resultados previos a este tra- bajo de estudios observacionales de infec- ciones de BVD en rebaños comerciales que corroboran la existencia de pérdidas fetales (Barber et al., 1985; Roeder et al., 1986; Sprecher et al., 1991; Taylor et al., 1997). La contradicción con los estudios antes comentados se podría atribuir a que Rüfenacht et al. (2001) o Fredriksen et al. (1998) no incluían las pérdidas embriona- rias tardías o fetales tempranas, dejando de observar los animales una vez diagnostica- dos como gestantes (Roberts et al., 2004). Por otro lado, Niskanen et al. (1995) encontraron relación entre mayores tasas de retención de placenta, un mayor uso de tratamientos para sincronización de celos, y un intervalo parto-parto más pro- longado en explotaciones con exposición al BVD (anticuerpos positivos en tanque de leche, sin vacunación previa) que en aquéllos libres de contacto con el virus. Más recientemente, Yavru et al., (2013), en Hungría, demostraron que la presencia de virus (aunque no de anicuerpos) se rela- cionó con una tasa de concepción menor a la primera IA posparto (27,8 vs. 70,9 %), lo que indicaría que la viremia en el momento de la IA tiene un efecto negativo en la fertilidad. En granjas lecheras de Nueva Zelanda,


Heuer et al. (2007) relacionaron la presen- cia de anticuerpos contra el BVD en tanque (lo que a su vez representa el nivel de infec- ción que tiene el rebaño) con una elevación


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