Mandela


A la izquierda, arriba, Leopardo. Debajo, pingüinos.


Debajo de estas líneas, la isla de las focas.


comunidades agrícolas más impor- tantes, y como lugares de interés se incluye la ciudad del sol deslumbran- te, un gran complejo de ocio y un refugio para el tiempo libre, y como colofón el Parque Nacional de Pilanes- berg y la Reserva Madikwe Game. Más al norte, en Limpopo, el cam- po se abre introduciendo un terreno seco salpicado de árboles rechon- chos, mientras que el Estado Libre en el centro del país es una inmensa pradera pero baja en densidad de po- blación, rodeada por las montañas de Maluti en el este, que se elevan en las


Mujer de Ciudad del Cabo


cimas como la montañas del reino de Lesotho, salpicado de presas, ríos y hermosos pueblos rurales.


En Mpumalanga se encuentra el magnífico Parque Nacional Kruger y las famosas haciendas reservas de caza privadas que se extienden en toda su frontera occidental. Con vistas a Kruger, la escarpa oriental Drakensberg se encuentra salpicada de tranquilos pueblos agrí- colas, bosques y cascadas, agrupados en la parte superior y, como fondo, el espectacular Cañón del rio Bly. Por otro lado, hablar de Suráfrica y no hablar de la segregación racial que estos pueblos han sufrido sería injusto, de la misma manera que al hablar de Suráfrica es preciso men- tar en el subconsciente al Presidente Mandela, que tras su liberación des- pués de soportar 27 años de cárcel, en 1990, se convirtió en su principal interlocutor para negociar el proceso de democratización del país


1José Luis Cuendia, “Guendy”


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